Esta semana Händel ha ocupado un buen espacio en la música que he escuchado y he pensado en compartir con ustedes la Sarabanda de la Suite en re menor, una de las composiciones más famosas de este célebre compositor.
La familia del compositor alemán Georg Friedrich Händel (1685 - 1759), de quien ya he hablado en otra ocasión, no contaba con ninguna tradición musical. Es más, su papá se ganaba la vida como peluquero, oficio que combinaba hábilmente con la práctica de la cirugía, cuando, según las costumbres de la época, era requerida su ciencia. Sin embargo, ello no impidió al barbero-cirujano observar tempranamente las manifestaciones del talento de su hijo, quien, a los 17 años, se convirtió en el organista de Halle, su ciudad natal, luego que el organista Zachow le transmitiera todo lo que sabía en las únicas clases a las que asistió en su vida.
La familia del compositor alemán Georg Friedrich Händel (1685 - 1759), de quien ya he hablado en otra ocasión, no contaba con ninguna tradición musical. Es más, su papá se ganaba la vida como peluquero, oficio que combinaba hábilmente con la práctica de la cirugía, cuando, según las costumbres de la época, era requerida su ciencia. Sin embargo, ello no impidió al barbero-cirujano observar tempranamente las manifestaciones del talento de su hijo, quien, a los 17 años, se convirtió en el organista de Halle, su ciudad natal, luego que el organista Zachow le transmitiera todo lo que sabía en las únicas clases a las que asistió en su vida.
Contrariamente a la conducta habitual de aquellos tiempos, George Friedrich no fue un músico que dependiera económicamente de un príncipe o de una alta jerarquía eclesiástica. Por el contrario, a lo largo de su existencia mantuvo un completo dominio sobre su quehacer artístico, organizando sus propias actividades musicales. Después de hacerse un nombre en Roma, Nápoles y Hannover, viajó a Inglaterra, donde se radicó, participando en tres sociedades musicales, ora como director musical, o accionista, o derechamente como único socio y director, dedicado a la composición y representación de óperas y oratorios, destacándose entre estos últimos, El Mesías, su obra maestra de la que ya he hablado al recomendar escucharla.
Händel cosechó éxitos y fracasos, más de los últimos que de los primeros, y aún así, forjó una vida de provechoso buen pasar, al punto que Bach intentó conocerlo, varias veces, para que le contara cómo se hacía.
El clavicembalo, también llamado clave, fue un instrumento privilegiado en la época de Haendel, junto a otros instrumentos afines, como por ejemplo, el virginal o el clavicordio. Se lo consideraba el más idóneo para la enseñanza por sus posibilidades técnicas y porque, como instrumento solista, no requería de nadie más para su práctica. Haendel, atento a las necesidades de este mercado embrionario, escribió muchas piezas para el estudio del clave, las que fueron publicadas en dos ediciones bajo el título de "suites". La pieza que les invito a escuchar esta semana, en versión orquestal, corresponde a la suite en re menor, su cuarto movimiento, sarabande, utilizada de manera prominente por Stanley Kubrik en su film "Barry Lyndon".
Aunque la pieza fue compuesta originalmente como una suite para clavicémbalo o clavecín entre nosotros, fue un instrumento que cayó rápidamente en desgracia debido a su imposibilidad de contraste sonoro (no puede subir ni bajar el volumen). De ahí que, en la época posterior, el Clasicismo, con Haydn y Mozart como amos y señores, el piano se asentara definitivamente. Y es por eso que, por muchas versiones de esta zarabanda que escuchéis, en todas el clave es un simple complemento de acompañamiento, sonando de fondo. A veces, incluso se toca con orquesta y se le elimina directamente de la obra. A lo largo de los años ha sido interpretada de muy diversa manera, inluso cantada, como les muestro en uno de los videos.
Lo que más ha contribuido a la difusión de esta pieza por el público en general, es la versión para orquesta que aparece en la banda sonora de la película de Stanley Kubrick "Barry Lyndon", realizada para cuerdas, timbal y continuo, por el compositor Leonard Rosenman:
Aunque la pieza fue compuesta originalmente como una suite para clavicémbalo o clavecín entre nosotros, fue un instrumento que cayó rápidamente en desgracia debido a su imposibilidad de contraste sonoro (no puede subir ni bajar el volumen). De ahí que, en la época posterior, el Clasicismo, con Haydn y Mozart como amos y señores, el piano se asentara definitivamente. Y es por eso que, por muchas versiones de esta zarabanda que escuchéis, en todas el clave es un simple complemento de acompañamiento, sonando de fondo. A veces, incluso se toca con orquesta y se le elimina directamente de la obra. A lo largo de los años ha sido interpretada de muy diversa manera, inluso cantada, como les muestro en uno de los videos.
Lo que más ha contribuido a la difusión de esta pieza por el público en general, es la versión para orquesta que aparece en la banda sonora de la película de Stanley Kubrick "Barry Lyndon", realizada para cuerdas, timbal y continuo, por el compositor Leonard Rosenman:
Originalmente se escuchaba así:
Una versión en piano en el conservatorio de Jerusalén:
Una versión especial cantada en griego por Nana Mouskouri:
Finalmente la versión moderna con el conocido pianista croato Maksim Mrvica:
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