Varias veces he hablado ya de Richard Wagner (Leipzig, Reino de Sajonia, Confederación del Rin, 22 de mayo de 1813 – Venecia, Reino de Italia, 13 de febrero de 1883) y su pasión por la ópera. «Tristán e Isolda» (Tristan und Isolde) es una de las óperas más importantes no solo de Wagner, sino de todo el género, debido a la extraordinaria grandeza de su partitura y su significado en la evolución de la música de nuestro tiempo. Es la obra que quiero dejar esta semana
Esta ópera estrenó en 1865 en el Teatro de la Corte de Múnich. El libreto, obra —como es habitual en Wagner— del propio compositor, tiene como punto de partida un poema medieval de Gottfried von Strassburg (hacia 1210) sobre una leyenda de origen céltico que narra los trágicos amores de Tristán e Isolda. Curiosamente Wagner nunca la llamó ópera sino «Eine Handlung», que se traduce como «drama musical».
Reconocida ampliamente como una de las cumbres de su repertorio operístico, «Tristán e Isolda» destaca por el uso avanzado de Wagner del cromatismo, la tonalidad, el color orquestal y la suspensión armónica. El primer acorde de la ópera, llamado el «acorde de Tristán», se considera de gran importancia en el desarrollo de la armonía tonal tradicional.
La obra en sí, fue muy influyente entre los compositores clásicos occidentales y proporcionó inspiración a compositores como Gustav Mahler, Richard Strauss, Karol Szymanowski, Alban Berg y Arnold Schoenberg. Muchos ven en ella como el comienzo del fin de la armonía convencional y la tonalidad y consideran que establece la base para la dirección de la música clásica en el siglo XX, por eso me parece importante conocerla.
La historia de «Tristán e Isolda» es la quintaesencia del romance de la Edad Media y el Renacimiento. Existen varias versiones de la historia, la más temprana se remonta a mediados del siglo XII. La versión de Godofredo, parte de la rama "cortesana" de la leyenda y tuvo una enorme influencia en la literatura alemana. Wagner escribió el libreto basándose en esta versión, quien a su vez se basa en la leyenda medieval de Tristán, trasmitida en francés por Thomas de Bretaña. Los compositores románticos encontraron en los romances medievales una gran fuente de inspiración para los argumentos de sus óperas. Se sabe que, además de esta inspiración, influyó en la composición el amor que Wagner sentía por Mathilde Wesendonck, que por otra parte era la esposa de su protector, el banquero Wesendonck, a la que también dedicó los Wesendonck Lieder.
Wagner fue componiendo la obra en partes. Había épocas que casi no escribía al respecto y otras en las que, según se dice,hizo a un lado la composición de «Sigrfrido» para concluir por fin la obra que terminó siendo fastuosa aunque ciertamente muy difícil de interpretar.
El argumento es el siguiente:
Tiempo antes del inicio de la acción, hubo una lucha en Irlanda entre Tristán, caballero bretón, y Morold, un irlandés del que la princesa Isolda, también irlandesa, estaba enamorada. Cuando Isolda llega al campo de batalla encuentra a su amado herido de muerte, y a Tristán gravemente herido. Isolde piensa matar a Tristán, pero, finalmente, en vez de hacerlo lo lleva a su palacio y lo cura de sus heridas. A pesar de este gesto, Tristán no mostró ningún afecto por la que le salvó la vida, y una vez repuesto de sus heridas volvió a Cornualles, donde le habló a su tío, el rey Marke, de las cualidades de Isolda como futura esposa del anciano rey. Marke decide casarse con ella y manda al mismo Tristan a buscarla.
En ese momento, durante la travesía en el barco que lleva a la princesa a Cornualles para casarse con el rey Marke, es cuando empieza el acto I de la ópera. Isolda espera la visita de Tristán que sin embargo no acude a verla. Ella, furiosa, manda a su doncella Brangäne a buscarlo, pero quien acude es el escudero de Tristán, llamado Kurwenal. Isolda decide castigar a Tristán y le pide a Brangäne que prepare un veneno para matar a Tristán y luego tomarlo ella misma para librarse de un matrimonio no deseado con el rey Marke. Brangäne, que había recibido de la madre de Isolda una gran instrucción en la elaboración de filtros de todo tipo, decide no tomar parte en los proyectos de Isolda, y en lugar de un veneno mortal, prepara un elixir de amor, que cuando ambos lo beben sienten un inmenso amor el uno por el otro. Cuando la nave llega a Cornualles, Brangäne y Kurwenal tienen que emplearse a fondo para separar a los dos enamorados antes de que el rey Marke, que sube a bordo, se dé cuenta de la situación que se ha producido durante el viaje.
El acto II nos sitúa en el palacio del rey Marke, quien ha preparado una cacería e Isolda espera la visita de su amado Tristán. Brangäne se queda custodiando a la pareja para que no sean sorprendidos mientras ellos dos se manifiestan su amor. Aquí tiene lugar un maravilloso dúo de amor entre Tristán e Isolda. Esta romántica escena se ve interrumpida por el mismo rey Marke, que avisado por el traidor Melot, llega soprprendiendo a la pareja en una actitud claramente reveladora de sus sentimientos.
El rey se siente traicionado por Tristán, que le dice a Isolda si quiere acompañarlo a la muerte, a lo cual ella responde afirmativamente, como es de esperar en todo drama romántico. Sin embargo, en una lucha con Melot, Tristán cae gravemente herido e Isolda se desmaya de dolor.
El castillo de Tristán es el escenario donde empieza el acto III, con un fiel Kurwenal cuidando de Tristán, que solo despierta de su sopor para preguntar por Isolda, que debe llegar en barco hasta allí, hecho que será advertido por el canto de un pastorcillo.
Finalmente se anuncia la llegada de la nave, Tristán saca fuerzas para despojarse de los vendajes de sus heridas y abrazar a Isolda y luego muere. Isolda cree que ella morirá de dolor, cuando la voz del pastorcillo anuncia la llegada de una segunda nave en la que viene el mismo rey Marke, con Melot y la sirvienta Brangäne, que había contado al rey que ella había sido la causante de la pasión entre Tristán e Isolda al darles a beber el filtro amoroso. El rey llegaba con la intención de unir a los dos amantes. Pero, cuando Kurwenal ve a Melot se enzarza en una lucha que les ocasionará la muerte a ambos. Isolda, al límite de sus fuerzas para resistir la separación de su amado Tristán, cree que éste se ha transfigurado para llamarla a compartir un amor eterno, Isolda se muere tras haber manifestado de manera sublime el gran amor que siente por Tristán.
Y de esta manera trágica, tan propia del drama romántico, concluye una de las óperas más bellas, no sólo de Wagner, si no también de toda la historia de la ópera.
Si gustan verla y escucharla, aquí está en dos versione:
Para escucharla:
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