miércoles, 9 de julio de 2014

Cápsula Bíblica 1237

Mucho se habla en la actualidad de la interpretación de los sueños. En la Biblia aparecen sueños de diversos personajes. En algunos de ellos Dios les habla directamente, en otros hay imágenes incluso difíciles de interpretar, pero nunca se habla de sueños en el sentido que los adivinadores y pitonisas actuales les dan. Dios habla de muchas maneras e incluso en un sueño puede revelar su querer. En la mayoría de las situaciones de cada persona, los sueños son derivados de las actividades del día a día y los problemas de cada uno. No hay por qué atribuir todo a Dios o al maligno y a veces esos adivinadores y lectores de sueños confunden y siempre estafan a las personas. Los sueños de Dios siempre serán para bien. Como ejemplo basta ver el sueño de José el esposo de María, en donde el ángel le dice: «José, hijo de David, no dudes en recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados» (Mt 1,20).

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