Hoy tengo para mis 10 seguidores un libro fascinante del que por algo, no se por qué, no había hablado. Se trata de «EL DOCTOR ZHIVAGO», un clásico de la literatura universal de todos los tiempos, la épica historia de Yuri y Lara, premio Nobel de Literatura.
Tal vez muchos podrán recordar la película. Si oímos hablar del libro o la película de «EL DOCTOR ZHIVAGO», nos viene a la mente la novela de una gran historia de amor, que lo es, pero es también y con más importancia, la descripción política y social de una época rusa, hasta tal punto que la encuentro una novela imprescindible si se quiere conocer sobre este período de la Historia.
«EL DOCTOR ZHIVAGO» es una novela fresca e histórica que abarca desde la Revolución de 1905 en Rusia hasta el año de 1943, cuando apareció en el horizonte la posibilidad de derrotar a los invasores alemanes. Si la Revolución rusa y su desenlace es la hipóstasis de la historia universal del siglo XX, al tema perfecto se alía la naturaleza melodramática de cuatro caballeros rondando a la bella y esquiva Lara, que, seducida y deshonrada por Komarovski, un empresario y abogado sin escrúpulos, escapa de él para casarse con un idealista de 1905, Pável Antípov que en la Revolución de 1917 toma el nombre de guerra de Strélnikov para convertirse en un bolchevique salvaje. Lara, enfermera durante la Gran Guerra, se encuentra en el frente con el doctor y poeta Yuri Zhivago, quien ya la conocía y admiraba, por su destino previsiblemente trágico, desde los tiempos de la Bella Época en Moscú. Tiempo después, los protagonistas realizan su amor debido a una aparatosa coincidencia, en un rincón de los Urales, Zhivago, refugiado de los rigores bolcheviques con su familia (esposa, hijo y suegro), se encuentra con Lara (a su vez madre de una chica) en la biblioteca del pueblo. Se vuelven amantes y comparten un piso hasta que el Ejército Rojo se lleva en leva, necesitado de personal médico, a Zhivago.
La acción se traslada a los horrores de la Guerra Civil, en la que Zhivago, un simpatizante escéptico de la Revolución rusa, acompaña honorablemente al Ejército Rojo en combate contra las tropas blancas de Kolchak hasta que puede regresar a la aldea en los Urales. Convenientemente, su familia fue obligada a marcharse al exilio en París, de tal forma que Zhivago y Lara pueden amarse, rodeados de nieve, lobos y privaciones, en el antiguo dominio señorial de Varíkino. En esos días, Zhivago escribe el ciclo de poemas que forman el último capítulo de la novela. Reaparece entonces el viejo seductor (y personaje magnífico), Kumarovski, oportunista al servicio de los bolcheviques y se lleva consigo a Lara, con la apesadumbrada anuencia del doctor, pues Strélnikov ha caído en desgracia y ella, como su esposa, peligra. El propio comisario bolchevique se presenta en el refugio de Zhivago para explicarse con él y tras compartir el pan y la sal con su rival, se suicida. El doctor regresa solo y moralmente arruinado a Moscú y muere de un infarto en los años veinte. La novela se nos presenta como el recuerdo colectivo que los amigos del médico poeta le brindan tras conocer su poesía póstuma. Esa original decisión de Pasternak, la de cerrar la novela con esos veinticinco poemas que le presta a su álter ego, fue de una enorme eficacia: el ciclo de Zhivago concluye de manera memorable la obra poética de Pasternak y blinda a El doctor Zhivago contra la corrosión del tiempo. Melodramática, la novela se preserva hasta nuestros días gracias a la poesía.
El libro tiene todo para gustar. Fue por lo tanto lógico que un director como David Lean la filmara en 1965, ofreciendo una versión lírica bastante fiel al espíritu de Pasternak. No solo era un novelón tremendo sobre el amor, la guerra y la revolución sino una novela típicamente rusa abundante en digresiones filosofantes y alardes metafísicos. Escasamente dialógico, Pasternak se inventa un álter ego en Zhivago y a la vez le proporciona a este un mentor, el filósofo Nikolái Nikoláievich Vedeniapin, quien interpretará la Revolución rusa, a lo largo de la novela, a la luz de la extrema cristianización del mundo propia de la filosofía rusa de principios de siglo, tanto en su versión “laica”, la de Tolstói como en la de Soloviev, más propiamente ortodoxa.
El autor, Borís Leonídovich Pasternak, nació en Moscú en 1890 y murió en Peredélkino, cerca de Moscú, en 1960. Fue un poeta y novelista ruso hijo del famoso pintor judío, Leonid Pasternak. Su padre se convirtió del judaísmo al cristianismo ortodoxo. La madre de Borís, Rosalia Kaufman, era una famosa concertista de piano. Pasternak creció en una atmósfera cosmopolita: en su casa desfilaban artistas como Serguéi Rajmáninov, León Tolstói o Rainer Maria Rilke.
La publicación en Italia de «EL DOCTOR ZHIVAGO», esta obra personal, llena de lirismo y reflexión sobre la Revolución, sin el consentimiento del Gobierno de la Unión Soviética, lo llevó a ser perseguido por las autoridades hasta el día de su muerte. Así, la novela «EL DOCTOR ZHIVAGO», tuvo que esperar hasta 1988 para ser publicada en la Unión Soviética. Sólo en 1989, su hijo Yevgueni (que se ha ocupado de la difusión de su obra) fue autorizado para recibir el Premio en nombre de su padre. Siempre existió el rumor de que Pasternak se convirtió al cristianismo hacia 1942, pero eso no se ha documentado.
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