lunes, 31 de julio de 2017

Cápsula Bíblica 2354

Uno de los personajes más importantes del Nuevo Testamento es san Pablo, el Apóstol de las Gente que está marcado por su propia historia y presenta el encuentro con la fe como una conversión más o menos dramática. El hombre es esclavo del pecado (convendrá ver lo que Pablo entiende con esto) y quisiera liberarse de él, pero le falta la clave para comprenderse a sí mismo: ha sido creado para compartir la vida de Dios, y hasta que no lo consiga, experimentará una rebelión consciente o inconsciente contra Dios. ¿Habrá que volverse hacia la religión? Con eso se ganaría muy poco, dice Pablo con una insistencia que sorprenderá a muchos; pues mientras se piense encontrar la superación en las prácticas religiosas, se dará la espalda a la única fuerza que puede liberarle: el amor misericordioso de Dios. Pero Dios tiende la mano y enseña a amar. Jesús viene al encuentro y es crucificado y así Dios manifiesta su amor y perdón. Sólo espera respuesta de un acto de fe, una fe que libera de un solo golpe.

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