Publicado hace ya más de 100 años, en 1914, «Dublineses» es uno de los libros de relatos más unitarios y perfectos alumbrados por un autor, James Joyce, nacido en Irlanda en 1882 y considerado uno de los representantes más destacados del llamado modernismo anglosajón. En «Dublineses», escrita a la edad de 32 años, Joyce realiza un importante ejercicio de observación de la gente de su ciudad. Él, que pasó la mayor parte de su vida adulta fuera de Irlanda, se toma muy en serio su deseo de recrear la vida y costumbres de la capital.
Pese a gravitar en su totalidad en torno a Dublín y sus personajes enmarcados en un periodo histórico muy concreto (el que habría de anteceder en breve a la independencia de la católica Irlanda respecto al protestante Reino Unido, y sobre todo Inglaterra), Joyce muestra en los quince cuentos que integran «Dublineses», una sensibilidad y penetración difícilmente igualables a la hora de captar la naturaleza humana en sus distintas edades y condiciones, así como en el laberinto de las relaciones personales y sociales.
Las historias se escribieron en un momento en el que el nacionalismo irlandés estaba en su apogeo y dominaba en Irlanda la búsqueda de una identidad nacional, que se materializaría en la declaración de independencia de julio de 1921. Atrapado en una encrucijada de la historia y de la cultura, el país se encontraba sacudido por varias ideologías e influencias convergentes, y estos relatos ofrecen una visión de los conflictos, a menudo fútiles, que estas tensiones generaron en la vida diaria de la gente de Dublín.
Esta semana les invito a leer, este libro de una estructura impecable que parte de las primeras experiencias infantiles del autor, para ir recorriendo el arco de la existencia humana, y culmina en esa obra maestra que es el relato titulado «Los muertos» sin duda alguna una de las cumbres del género.
James Joyce,
"Dublineses",
Editorial Losada,
232 páginas.
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