El ínclito compositor polaco Fryderyk Chopin escribió a lo largo de su vida tan corta (1810—1849) alrededor de 200 obras para piano, entre ellas, más o menos veintiún nocturnos para piano, de los cuales dejó catalogados 19. Entre ellos se encuentran algunas de sus piezas más conocidas. No se publicaron todos reunidos en un mismo conjunto de piezas, sino que pertenecen a varios números distintos de opus y algunos incluso fueron editados póstumamente. Los tres primeros nocturnos se encuadran en el Op. 9; los tres siguientes, en el Op. 15; en el siguiente, el Op. 27, hay sólo dos, igual que en los Op. 32, Op. 37, Op. 48, Op. 55 y Op. 62. Además, hay un nocturno en el opus póstumo 72 y hay otros dos nocturnos sin ningún número, uno en do sostenido menor y el otro en do menor.
Originalmente la palabra «Notturno», designaba en aquellos años una especie de serenata que poco tenía en común con los que compuso Chopin. Éstos son como pequeñas piezas, con unas características propias cada una en una especie de ensoñación, que sería la palabra que mejor creo que los definen. En total, Chopin tardó en componer todos sus nocturnos un tiempo de unos quince años. Entre ellos no suman más de dos horas de música (una hora y tres cuartos más o menos), aunque eso depende mucho de la interpretación que se les dé. Por tanto, tienen una duración media de algo más de cinco minutos cada uno.
El primer set de nocturnos fue compuesto entre 1830 y 1831 y todos, a partir de aquí —sin casi excepción— tienen una libertad rítmica que caracteriza la obra de Chopin. La mano izquierda debe toca casi en todos, secuencias de corcheas en arpegios simples. La mano derecha, por su parte, se mueve con total libertad en frases de diversas notas. La brillantez de la apertura de las piezas enamora desde el principio a todo melómano u oyente incipiente, todo esto debido tal vez a que Chopin siempre fue exigente y puntilloso con la ejecución de sus obras. En términos generales podemos decir que los nocturnos de Chopin son de estructura bipartita, en donde las repeticiones no son textuales sino adornadas, casi a la manera de la variación, y muchas veces agrandadas. Chopin evita el estilo virtuosístico y mantiene, en cada uno, un clima parejo durante toda la obra. Da la impresión de que el compositor desea que quien escucha se involucre en la música sin sobresaltos; los fuertes claroscuros ocurren pocas veces y cuando ello acontece, no tan fuertes en verdad, tienen un todo que ver con el desarrollo de la idea. Chopin, con sus nocturnos, nos ha legado por lo menos 19 perlas musicales (son los registrados) que vale la pena escuchar. Además de escuchar les invito a ver a Li Yundi tocando. Este pianista (Chongqing, China, 7 de octubre de 1982) es conocido también por la inversión de su nombre Yundi Li. Es el pianista más joven en ganar el Concurso Internacional de Piano Frédéric Chopin a la edad de 18 años en el año 2000. Li reside en la actualidad en la ciudad de Hong Kong, donde sigue dando conciertos con la Orquesta Filarmónica de Hong Kong.
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