Max Christian Friedrich Bruch, conocido más bien por Max Bruch (1838 -1920) fue un músico alemán que, desde pequeñito, se veía destinado a convertirse en un gran compositor, aunque aún en su natal Alemania sus obras no son tan populares o conocidas. De hecho, la mayor parte de su música permanece más o menos olvidada en su tierra y en el mundo. Solo algunas de sus obras para violín y orquesta se conservan en el repertorio internacional de diversas orquestas, aunque compuso un buen número de óperas, oratorios, cantatas y otras obras vocales; una buena cantidad de piezas corales sacras y profanas; varias canciones; piezas para teclado; tres sinfonías; y una docena de obras de cámara, entre otras piezas. Su preferencia por el violín lo llevó a tener una estrecha relación con el famosísimo violinista Pablo Martín Melitón de Sarasate y Navascués (1844-1908), quien fuera el más grande violinista de su tiempo. Ningún compositor le dedicó a Sarasate tanta música como Max Bruch. Así, Sarasate fue el destinatario del segundo y del tercer concierto para violín de Bruch, la Romanza Op. 42, el Adagio appassionato Op. 57, el Adagio In memoriam Op. 65, la Serenata Op. 75, las Canciones y danzas Op. 79, y la Pieza de concierto Op. 84. Y por si todo ello fuera poco, Bruch también dedicó a Sarasate la Fantasía escocesa Op. 46 para violín y orquesta que les invito a escuchar este domingo.
Compuesta entre 1879 y 1880 la «Fantasía Escocesa», tuvo inicialmente un título bastante más largo y elocuente: «Fantasía para el violín con orquesta y arpa, con libre uso de melodías folklóricas escocesas, en mi bemol mayor, Op. 46». Fue el folklore de Escocia el principal motivo que impulsó a Bruch a componer esta obra, además de la lectura de algunos textos de Sir Walter Scott (1771-1832), el gran novelista escocés cuyas obras inspiraron también a otros compositores.
El Adagio cantabile tiene como tema una antigua canción escocesa de amor, mientras que el tercer movimiento está basado en otra canción que lleva el extraño título de «Canción del molinero polvoso». En el Andante sostenuto, que es una combinación de variaciones con forma sonata, la fuente es una canción titulada «Cómo sufro por Johnny». El movimiento final es designado por Bruch como Allegro guerriero, pero no hay que dejarse engañar por el título, ya que las reminiscencias guerreras son bastante nobles y delicadas. La referencia bélica está en el hecho de que este movimiento está basado en una canción que, según cuenta la leyenda, fue cantada por el rey escocés Robert Bruce (1274-1329) durante la histórica batalla de Bannockburn en 1314.
Como detalle final quiero mencionar que un elemento fundamental en la interpretación de esta obra está en el empleo del arpa, que funciona casi como un segundo solista. Con esta propuesta instrumental, Bruch le recuerda al oyente que en diversas regiones de las islas británicas, especialmente en Escocia y en Irlanda, el violín y el arpa son parte medular de los conjuntos que tocan música tradicional. Para más señas, sólo hay un país en el mundo que tiene un instrumento musical como escudo nacional: el país es Irlanda y el instrumento es el arpa. ¡Disfruten!

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