viernes, 15 de junio de 2012

Cápsula Bíblica 487

En el libro del Deuteronomio (4,29) está escrito que cuando buscamos al Señor de todo corazón, lo encontramos. ¿Qué es entonces lo que nos impide ese encuentro? Tal vez el problema está en  nuestro propio corazón, que hoy fácilmente se entretiene con cualquier cosa. Leyendo la Biblia nos damos cuenta de que Dios busca seguidores apasionados que le amen y hagan amar del mundo entero. Cada uno de nosotros, desde nuestro bautismo, es un discípulo y misionero de Cristo. 

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