domingo, 28 de abril de 2013

Concierto en La menor, op.53 para violín y orquesta de Dvořák... Uno de los más famosos

No es la primera vez que hablo de Dvořák, para recomendar algo de su obra; lo he hecho ya en otras tres ocasiones.

Ahora quiero invitar a escuchar su concierto para violín. En enero de 1879, un conocido editor musical de aquellos tiempos, Fritz Simrock, escribió a Dvořák una carta en tono amigable diciéndole: ¿Usted me escribiría un concierto para violín? Francamente original, rico en cantinelas y para ser interpretado por buenos violinistas ... ¡hágame saber su respuesta, se lo ruego! El compositor aceptó de muy buen grado la petición, pues había estudiado aquel instrumento y tocado el violín profesionalmente como un medio más de subsistencia. Durante el verano comenzó a trabajar en la obra y en diciembre ya estaba terminada. Gran admirador de Joseph Joachim a quien había conocido el año anterior, Dvořák le dedicó su concierto, enviándole una copia para conocer su opinión.

El Concierto en La menor, op.53 para violín y orquesta fue estrenado el 14 de octubre de 1883 en el Teatro Nacional de Praga, interpretado por el joven violinista Frantisek Ondricek y el compositor dirigiendo. El mismo solista también lo estrenó el 12 de diciembre en Viena y más tarde Londres y fue, desde su estreno, uno de los más famosos e interpretados a finales del siglo XIX, juntamente con el de Max Bruch, superando incluso al de Johannes Brahms, por supuesto superior a ellos, pero más difícil de tocar y asimilar por el público. Hoy en día sigue siendo una obra importante en el repertorio de violín. La estructura del concierto es la clásica de tres movimientos rápido-lento-rápido.

El primer movimiento (Allegro ma non troppo ) se distingue en diversos aspectos de la forma sonata habitualmente empleada en los primeros movimientos de los conciertos de aquel tiempo. Mientras que la exposición de los temas es tradicionalmente confiado a la orquesta y el solista no hace su entrada hasta más tarde. El movimiento está dominado por un tema principal bipartito de carácter apasionado expuesto por el tutti orquestal primero y luego continuado por el violín solista. El desarrollo tradicional es reemplazado por una alternancia de pasajes, con una estructura que se parece más al rondó, sin la tradicional "cadenza" y una reexposición apenas sugerida que conduce directamente al segundo movimiento.

El segundo movimiento(Adagio ma non troppo) muestra una inspiración melódica muy bella. El primer tema tiene el carácter de un solemne coral, mientras el segundo es más lírico, resultando el desarrollo con la combinación de ambos de una serena y exquisita belleza. En este movimiento, el tema principal en registro grave confiado al violín, puede ser una manera de repuesta a la demanda de Simrock, que prefería los temas especialmente "cantabile". Este segundo movimiento es el más famoso del concierto, por su precioso lirismo. 

El elemento "nacional" tan caracteristico de la música de Dvorak se muestra particularmente en evidencia en el el movimiento final (Allegro giocoso ma non troppo), donde el compositor recurre a dos formas típicas del foklore checo: la furiant una danza tradicional y la doumka, un canto tradicional.

Por cierto, Joachim retuvo la partitura durante dos años, hizo algunas críticas y correcciones pero nunca llegó a tocar el concierto, ni tampoco hizo comentarios públicos acerca del mismo.



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