domingo, 14 de abril de 2013

RACHMANINOV... Concierto para piano N° 2, uno de los más bellos

Sin duda alguna uno de los conciertos más bellos para piano que he escuchado, es el «Concierto para piano y orquesta número 2 de Sergéi Rachmaninov Op. 18».

Esta semana les invito a escuchar esta verdadera obra de arte. Una composición en do menor para piano acompañado por la orquesta, compuesto por Rachmaninov (Sergéi o Serguéi Vasilievich Rachmaninov; Oneg, Rusia, 1873-Beverly Hills, EE UU, 1943) entre el otoño de 1900 y abril de 1901. El concierto fue dedicado al Dr. Nikolai Dahl quien trató al compositor de la depresión que sufrió luego del fracaso de su primera sinfonía. Como Dahl también era músico, violonchelista, pudo comprender el estado emocional de su paciente y de esta forma determinar cuál debía ser la metodología que tenía que emplear para manejar a su paciente. Trabajó con él durante todo el año del comienzo del siglo XX y con resultados sumamente positivos, puesto que el músico en cuestión salió de su depresión y pudo retornar a la composición dedicándole este concierto con mucho agradecimiento.

Hijo de una familia de terratenientes, Sergéi debió su temprana afición musical a su papá y a su abuelo, uno y otro competentes músicos aficionados. A pesar de sus extraordinarias dotes para la interpretación al piano, la composición fue desde el principio el verdadero objetivo del joven Rachmaninov. No obstante, su carrera en este campo estuvo a punto de verse truncada prematuramente por el fracaso del estreno, en 1897, de la mencionada Sinfonía . Este revés sumió al compositor en una profunda crisis creativa, sólo superada a raíz de este Concierto, cuyo éxito supuso para él el reconocimiento mundial.

Después de hacer un viaje por Italia, Rachmaninov se puso a trabajar en esta composición la cual ejecutó frente al público en 1901, pero con una característica muy llamativa: se hizo con los movimientos «Adagio sostenuto» y «Allegro scherzando», en otras palabras, con lo que ahora se conoce como el 2do. y 3er. movimiento. Añadió el 1ro. en la primavera de 1901 y ofreció la versión completa —es decir, tal como la conocemos hoy en día— el 27 de octubre de ese mismo año, con un inmenso éxito de los críticos musicales y el público.

Es de hacer notar que en un principio el mismo compositor hizo comentarios sobre la estructura técnica de este concierto. En una carta enviada a un amigo suyo llamado Nikita Morozov, le manifestó que: "Acabo de tocar de punta a punta el primer movimiento de mi concierto y recién ahora se me hace claro que la transición del primer tema al segundo no es buena y que en esta forma el primer tema no es más que una introducción y que, cuando comienza el segundo tema, ningún tonto creerá que lo es. Todo el mundo pensará que es el comienzo del concierto. Considero que todo el movimiento está arruinado y a partir de este momento se ha convertido en verdaderamente horroroso para mí. ¡Estoy simplemente desesperado!" En otras palabras, Rachmaninov se juzgó a sí mismo con suma severidad, contrariamente a lo que juzgó el público asistente a su concierto: gran aprobación.

El concierto se abre con una serie de acordes básicos, los cuales van creciendo en intensidad para entrar luego a una hermosa melodía, en la cual, en determinados pasajes, es el piano el que hace el «acompañamiento» de la orquesta. Otra característica de este concierto es que sus tres movimientos están entrelazados de forma original, lo cual consiste en que cada uno de ellos comienza con la tonalidad que finalizó la anterior. Esta obra concluye con un gran ímpetu y fuerza.

La revolución soviética puso fin a esta etapa maravillosa de la vida de Rachmaninov, provocando su salida, junto a su familia, de Rusia. Suiza primero y, a partir de 1935, Estados Unidos, se convirtieron en su nuevo lugar de residencia. Si en su patria había dirigido sus principales esfuerzos a la creación, en su condición de exiliado se vio obligado a dedicarse sobre todo al piano para poder subsistir.

La carrera de virtuoso pianista que llevó a cabo desde entonces, junto a la profunda añoranza de su país, fueron dos de las causas que provocaron el notable descenso del número de obras escritas entre 1917 y 1943, el año de su muerte: sólo seis nuevas composiciones vieron la luz en ese lapso de tiempo, cuando en los años anteriores lo habían hecho casi cuarenta.

Que disfruten este concierto:


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