Sergéi Sergéyevich Prokófiev fue un compositor ruso, nacido en 1891, y fallecido en 1953. Su madre le enseñó a tocar el piano, haciendo de él un intérprete prodigioso y un compositor precoz. Su estilo no se parecía a ningún otro, y su Concierto para piano nº 1 no gustó a los por entonces de moda nacionalistas rusos. Sus obras más conocidas son "Pedro y el lobo", la ópera "Guerra y paz", y el ballet "Romeo y Julieta". Prokofiev murió el mismo día que Stalin, sin haber visto triunfar en Rusia su “cacofónica” obra.
El ballet "Romeo y Julieta" se estrenó a finales de diciembre de 1938 en Brno, Checoslovaquia, después de muchos intentos de hacerlo en la URSS ocasionados por la falta de alineamiento de su autor con la línea creativa realista impuesta por los bolcheviques durante el primer tercio del siglo XX. Además, debido a su complejidad rítmica y armónica, inicialmente fue calificado de imbailable, por lo que Prokofiev hubo de utilizar la obra en el desarrollo de tres suites orquestales y varias obras para piano.
Por su ritmo y composición, dramática fuerza descriptiva, delicadeza y la inclusión de instrumentos musicales poco habituales en una orquesta —incluidas las maracas que poco me gustan y los panderos—, Romeo y Julieta es una de las obras maestras de este compositor. Inspirada en el Romeo y Julieta de Shakespeare, consta de tres actos, quince escenas y 50 números musicales, de los que varios gozan de gran popularidad, especialmente este, el número 13, la «La Danza de los Caballeros». Se trata de un momento inocente en el que Romeo conoce a Julieta en una fiesta de los Capuletos a la que no fue invitado. Tal vez el ambiente siniestro que sugiere la música sea una especie de advertencia de lo que viene después en la obra completa a la que me referiré en otra ocasión.
La parte más célebre de este ballet es este baile de los caballeros, que ameniza la fiesta en la que se conocen los jóvenes Romeo y Julieta. Los vientos metales, firmes y siniestros, marcan los acordes pesados de una danza con la que Prokófiev recupera el tempo y pulso de las danzas antiguas de su patria. Los acordes, graves, dejan paso a los arpegios que desgranan los armónicos principales. El modo menor empleado, junto con el pesado tempo, preludian la desgracia que se cierne sobre los personajes. Los arpegios, llenos de síncopas y puntillos, suben y bajan, estridentes, de mano de las cuerdas, nerviosas. El aire festivo se tiñe de aprensión mientras los caballeros pasean su coreografía. La calma precede a la tormenta. A los 48 segundos de haber empezado, la pieza presenta un puente, de cuerdas repetitivas y metales amenazantes y solo un poco después, a los 57 segundos, los arpegios que acompañan a las damas alcanzan la región más aguda y más electrizante. La tonalidad cambia constantemente en la melodía, sumiendo la atmósfera en una inestabilidad buscada. La obra acaba como comienza. Todo en ella nos hace presagiar la tragedia. ¡Escúchen esta música y vean varias versiones!
La parte más célebre de este ballet es este baile de los caballeros, que ameniza la fiesta en la que se conocen los jóvenes Romeo y Julieta. Los vientos metales, firmes y siniestros, marcan los acordes pesados de una danza con la que Prokófiev recupera el tempo y pulso de las danzas antiguas de su patria. Los acordes, graves, dejan paso a los arpegios que desgranan los armónicos principales. El modo menor empleado, junto con el pesado tempo, preludian la desgracia que se cierne sobre los personajes. Los arpegios, llenos de síncopas y puntillos, suben y bajan, estridentes, de mano de las cuerdas, nerviosas. El aire festivo se tiñe de aprensión mientras los caballeros pasean su coreografía. La calma precede a la tormenta. A los 48 segundos de haber empezado, la pieza presenta un puente, de cuerdas repetitivas y metales amenazantes y solo un poco después, a los 57 segundos, los arpegios que acompañan a las damas alcanzan la región más aguda y más electrizante. La tonalidad cambia constantemente en la melodía, sumiendo la atmósfera en una inestabilidad buscada. La obra acaba como comienza. Todo en ella nos hace presagiar la tragedia. ¡Escúchen esta música y vean varias versiones!
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