domingo, 18 de mayo de 2014

La Sinfonía Fantástica de Berlioz... Música programática y romántica

Hector Berlioz (1803-1869). fue un músico francés que nació cerca de Lyon, en Francia y que tiene, como muchos de los grandes compositores, una historia muy peculiar. Su papá quería que le siguiera en su profesión de médico, pero Hector, atraído desde pequeño por la música, manifestaba más interés por la flauta, la guitarra y sus escarceos con la composición que por las ciencias de la salud. De todas formas —y para complacer a su padre— en 1821 ingresó en la Facultad de Medicina de París, pero no soportaba las disecciones y las operaciones.

Berlioz aprovechaba cada oportunidad para mantener contacto con la música, se sentía embriagado en las representaciones operísticas, en especial en las obras de Gluck y continuó sus estudios de medicina hasta 1824, simultaneándolos con los de música. En 1826 se matriculó en el Conservatorio de París y fue abriéndose camino como compositor.

En 1827 asistió a una representación de Hamlet en inglés, idioma que no entendía. Quedó profundamente impresionado sobre todo por la actriz irlandesa que hacía el papel de Ofelia: Harriet Smithson. Enamorado perdidamente de ella la persiguió incesantemente y ese arrebato de amor le inspiró una de sus más conocidas obras: La Sinfonía Fantástica, que es la que esta semana quiero comentar e invitar a mis 9 seguidores a escucharla.

La Sinfonía fantástica (1830) lleva el nombre original de «Episode de la vie d'un Artiste...en cinq parties') Op. 14», pero es usualmente conocida por este subtítulo de «Symphonie fantastique» (Sinfonía fantástica). Se trata de una sinfonía en 5 movimientos escrita por el compositor francés Hector Berlioz en 1830. Consta de 5 movimientos y está construida sobre un programa que Berlioz distribuía en sus interpretaciones. Pocas obras y pocos compositores representan tan fielmente el espíritu del Romanticismo como lo hace Berlioz con la Sinfonía Fantástica.

Esta obra fue dedicada por el autor a Nicolás I de Rusia, y para componerla se inspiró en la actriz shakespeariana Henrietta Constance Smithson, a la que amaba entrañablemente. La pieza es un bello y claro ejemplo de la música descriptiva. La composición consta de cinco movimientos:

1. Sueños y pasiones (Rêveries – Passions).
2. Un baile (Un Bal).
3. Escena en el campo (Scène aux Champs).
4. Marcha al cadalso («Marche au supplice).
5. Sueño de una noche de aquelarre» (Songe d'une Nuit du Sabbat).

La sinfonía posee un argumento muy detallado. Es por esta razón que se suele decir que es uno de los mejores ejemplos de la música programática; también es quizás uno de los primeros.

El argumento es este: Un músico joven desesperado, ha tomado opio y en un largo sueño, tiene una serie de visiones y pesadillas, con la idea de su amada viniendo una y otra vez a su cabeza. Él recuerda las alegrías y depresiones del pasado, antes de que ella entrara en su vida, y lo celoso que se puso cuando ella entró en su vida, teniendo el único consuelo de la religión.

El segundo movimiento evoca la música de un baile, en el que con los giros de la danza, vislumbra a su amada otra vez.

El tercer movimiento fue muy difícil para Berlioz. En el campo, dos pastorcillos entonan una melodía con sus flautas para llamar a sus vacas. Todo es tranquilidad hasta que la amada aparece de nuevo por allí, provocando inquietud en el héroe. El otro pastorcillo toca su flauta, pero esta vez no hay respuesta. En ese momento, el sol se pone acompañado de un trueno distante. Luego, predomina el silencio en la escena.

El cuarto movimiento es la «Marcha al cadalso». El joven sueña que ha asesinado a su amada y que ha sido condenado a muerte, tomando el camino al lugar de la ejecución. La procesión se mueve, marchando a ratos tenebrosa y a ratos magnífica, durante la cual el torpe sonido de pesados pasos sigue abruptamente por un momento, el último pensamiento de amor cortado de golpe por la muerte.

El movimiento final es un aquelarre, una salvaje celebración. La imagen de la amada parece ahora una agudísima burla. Las campanas de la muerte se oyen por encima del himno Dies Irae del juicio final y se mezclan con la danza.

La música de las campanas de la muerte en este movimiento final, ha sido utilizada en las bandas sonoras de La naranja mecánica y El resplandor.

La dejo en varias versiones:




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