domingo, 7 de junio de 2015

«AZUL»... De Osvaldo Golijov para Yo-Yo Ma

He hablado ya de Osvaldo Golijov, el extraordinario compositor argentino que se crió rodeado de música de cámara clásica, música judía litúrgica, música klezmer y el nuevo tango de Ástor Piazzolla en La Plata, en el seno de una familia judía proveniente Europa del Este. 

Ahora quiero invitarles a escuchar una composición que hiciera nada más y nada menos que para Yo-Yo Ma titulada «AZUL» y que es, para mi gusto, de entre las nuevas composiciones, la pieza más sorprendente de las que he escuchado últimamente.

«AZUL» fue compuesta para Yo-Yo Ma en 2006 y celebró su estreno con Ma y la Orquesta Sinfónica de Boston, de la que se había encargado él. En unos cuantos años desde su estreno, se ha convertido en uno de los favoritos en el repertorio de Yo-Yo Ma, y ha sido interpretada por varios de sus colegas de todo el mundo. «AZUL» de Golijov, es una evocación de la música de la época barroca, en concreto del maestro francés del siglo 17 y 18 Francois Couperin. 

Al concebir esta pieza, Golijov supo de inmediato que él no quería escribir solo una llamativa pieza de solista para el virtuoso Yo-Yo Ma, que tiene muchas de estas piezas ya en su repertorio. Más bien, él optó por invitar a la contemplación, y escribió una obra que no es tanto un concierto, sino que tiene algo especial. En «AZUL» Golijov quiere "evocar la majestuosidad de ciertos adagios barrocos y recuperar para el presente ese tesoro sin detener el movimiento en su música, y lograr de alguna forma por sí mismo la ligereza llena de luz especial que se oye en Couperin. 

La obra toma como punto de partida la idea estructural básica del Tenebrae de Golijov, otra de sus obras de la que algún día hablaré y que es una composición con una serie de melismas alternadas con interludios. Esto es notoriamente audible en la primera parte de «AZUL». En general, la pieza se siente en un movimiento largo, como con dos grandes partes, que se componen en los episodios más pequeños. El peso del conjunto se encuentra en la segunda parte, unos dos tercios de la duración total de la pieza, que se pone en marcha por un paso sustancial lento ("Silencio") para el solista con acompañamiento orquestal muy ligero. De vez en cuando la forma barroca de la chacona aparece con patrones armónicos que sostienen dominando por un tiempo antes de que el viaje de la música continúa en un nuevo camino. 

El compositor describe en esta pieza la orquesta como una "antena" para el solista, un cuerpo colectivo teniendo en y procesamiento de diversas energías musicales y la creación de las auras, halos, en torno a la música del chelo en grupos más bien pequeños. 

En la creación de este mundo sonoro, el único objetivo de Golijov para «AZUL» es establecer un entorno favorable al silencio comunal, donde la música fluye y refluye en el escenario a través de "emergencias y inmersiones" que sugieren diferentes niveles de atención por parte del oyente. La noción de una orquesta receptiva de la energía musical es una idea que se expande a tomar en la audiencia, y se expande aún más a tomar en el espacio más allá de la audiencia, en una reunión de la energía tranquila reorientada en el solista tocando un violonchelo y un grupo de músicos en el escenario.

Los cuatro movimientos de la obra ("Paz Sulfúrica", "Silencio", "Tránsito" y "Yrushalem"), se funden en una sola pieza.

¡Escuchen algo nuevo!


La creación de «AZUL»:

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