La música de Jan Dismas Zelenka —de quien ya he hablado en otra ocasión— para las exequias de Augusto II el Fuerte, revela la faz más impresionante del repertorio fúnebre del Barroco y es de una belleza extraordinaria. La sombría atmósfera del invitatorium, que se caracteriza por una exposición alterna de las lecciones con los responsorios y el contrapunto estricto del canto gregoriano, contrasta fuertemente con el esplendor y la variedad del Réquiem.
En esta obra, Zelenka pulsa a fondo las posibilidades de la orquesta de la corte generando un mimbre único tocado por el peculiar sonido del chalumeau y de las flautas traveseras entre la noble sonoridad de trompas y trompetas. Por todo ello cabe tildar esta impecable grabación del Collegium 1704 y Václav Luks como un auténtico acontecimiento que vale la pena disfrutar. La interpretación que realizan Luks y el Collegium 1704 se adecua perfectamente al espíritu de unas obras que, no por fúnebres, carecen de esplendor.
Ya con anterioridad había comentado que es relativamente muy poco lo que se conoce de la vida de este compositor bohemio inscrito contextualmente en el Barroco tardío. Esencialmente consagrado a las composiciones religiosas, y bajo la adscripción de su superior en Dresde, Johann David Heinichen, Zelenka alumbró obras en que lo popular, lo virtuoso, lo innovador y el rigor compositivo (todo ello en un curioso oxímoron) fueron siempre regla dominante, hasta el punto de ser encomiado fervorosamente por Bach.
El Officium Defunctorum se inicia con un “Invitatorium” muy poco festivo que sugiere sentimientos decididamente luctuosos. Pero hay que decir que en especial el Réquiem es de un esplendor que ensalza y sobrecoge al tiempo, en una mezcla de desmesura y precisión, de “pompa y circunstancia”, que enamora desde la primera escucha. ¡Estoy seguro de que no se arrepentirán de atender a esta obra!
El Cd es este:
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