domingo, 28 de mayo de 2017

«Sobre la marcha»... Un sacerdote tetrapléjico que ama la vida.

Últimamente no he estado bien de salud. Bueno, en realidad mi salud nunca ha sido buena, y son varias las veces que he estado a punto de ser llamado a ese juicio personal que a todos nos espera y que, por una u otra razón no se ha realizado y aquí sigo, a mis 56 años, luchando por cumplir, cada día enfrentándome cada día conmigo mismo y con los embates de este mundo, por cumplir la voluntad de Dios con alegría. Cuando uno ha sido enfermo toda su vida, hay momentos en que la naturaleza humana brinca, o más bien se revela ante el cansancio de esa batalla de cada día y ante la sorpresa de lo que el día traerá. ¿Cómo olvidar mi lucha contra la malaria cerebral el año pasado en Freetown? ¿Aquellos años tan terribles cuando la osteoartrosis me mandó a la cama por más de ocho meses, luego a la silla de ruedas y al bastón por un tiempo largo en Monterrey? ¿La bronquitis alérgica asmática que se me disparó en Los Angeles? ¿Los ataques repentinos de alergia a diversas comidas o medicamentos?... en fin.

El padecer una enfermedad crónica, es posible que no sólo afecte físicamente, sino también emocional, social y a veces, incluso, económicamente. La forma en que a una persona le afecta una enfermedad crónica depende de la enfermedad particular que tenga y cómo repercute sobre su cuerpo, la gravedad de la enfermedad y el tipo de tratamientos que requiere. Aceptar y adaptarse a la realidad de padecer una enfermedad crónica requiere tiempo, pero se va aprendiendo sobre la misma enfermedad o conjunto de enfermedades, a buscar y aceptar el apoyo de los demás y a participar activamente en el cuidado de la salud generalmente superan con éxito el proceso de afrontamiento.

Esta semana les invito a leer un libro maravilloso que me ha hecho llorar literalmente. «Sobre la marcha» es una autobiografía del padre Luis de Moya, un sacerdote, que a antes de los cuarenta años perdió toda movilidad y que, aprendiendo a enfrentar su nueva condición de vida, es un hombre feliz, valorando todo lo bueno que, como cristiano y sacerdote, ha recibido de Dios y pone al servicio de los demás.

En una páginas que atrapan, el padre Luis nos narra cómo un accidente unió su destino a una silla de ruedas, marca Meyra, de fabricación alemana. Cómo su vigorosa anatomía de deportista quedó reducida a un fardo pesado, un pedazo de carne al que hay que estar quitando o poniendo prendas constantemente, como si de un muñeco se tratara, porque ha perdido la sensibilidad y carece, por lo tanto, de «termostato». Durante el viaje de regreso a Pamplona, tras visitar a sus padres en Ciudad Real, se quedó dormido al volante de su automóvil, que acabó por atravesar la valla de la autopista y arrollar tres pequeños árboles. Según se enteró después, el golpe le había producido una interrupción medular completa a partir de la C-4. Se había quedado tetrapléjico. Ahora, años después del accidente da clases de Ética a los alumnos de Arquitectura de la Universidad de Navarra.

En este libro el autor nos dice: «Yo no podía, no debía, buscar el mero sentirme cómodo o lo menos contrariado posible entre mis cuatro paredes, como si no pudiera hacer otra cosa, como si ya nadie esperara nada de mí. Si hubiera caído en ese planteamiento, habría condenado mi vida al lamento permanente como telón de fondo. Consentir en esa visión tan negativa de mi situación, supondría –aparte de pactar con una falsedad– autocondenarme al victimismo. Ir por el mundo con complejo de víctima, como dando pena, se me hacía poco gallardo y un tanto falso, porque veía con claridad que teniendo la cabeza sana no había razón para no utilizarla con provecho».

Si a mí, que soy como soy en mi condición de enfermo crónico, el libro me ayudó sobremanera, creo que ayudará a muchos que lo lean. El estilo es claro, sencillo, cercano, y seguro que muchas personas se sentirán identificadas con muchas de las cosas que cuenta el padre Luís de Moya, quien pertenece al Opus Daei, acerca de sus vivencias y sentimientos.


Luis de Moya,
"Sobre la marcha"
Ed. Edibesa,
México 2007,
211 páginas.

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