sábado, 20 de mayo de 2017

Cápsula Bíblica 2281

El Magisterio eclesiástico debe tenerse como norma suprema de interpretación de cada pasaje de la Escritura. Un católico no puede interpretar auténticamente la Biblia en contra de la interpretación que hace la Iglesia. La interpretación del texto sagrado no queda al criterio de los creyentes individualmente considerados, ni siquiera a los más sabios. El Magisterio tiene el derecho y tiene el deber de decir la última palabra sobre lo que enseña la Sagrada Escritura. El Magisterio de la Iglesia enseña que el criterio unánime de los Santos Padres es criterio de tradición divina y que nadie puede interpretar esas divinas palabras en contra de ese unánime consentimiento de los Santos Padres. También enseña que hay que tener en cuenta la analogía de la fe, es decir, la consonancia de la verdades: el pasaje oscuro hay que interpretarlo a la luz de los pasajes claros que hablan del mismo tema.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario