La «Serenata para cuerdas en mi menor, opus 22» de Antonín Dvořák (1841 —1904) es una de sus obras interpretadas con mayor frecuencia y para cuya composición el joven maestro no necesitó más que dos semanas. Compuesta entre los días 3 y 14 de mayo de 1875, su estreno tuvo lugar en Praga el 10 de diciembre de 1876, con un éxito aplastante, lo que reafirmó la alta estima en que el compositor tenía a esta pieza.
De carácter idílico y apacible, la música de esta composición fluye fácilmente y con naturalidad a través de sus cinco breves movimientos que hacen un total de media hora de música encantadora: 1. Moderato, 2. Tempo di Valse, 3. Scherzo: Vivace, 4. Larghetto y Finale: Allegro vivace.
En el verano de 1874, el recién casado Dvorak estaba esperando su primer hijo. Dvorak trabajaba como organista en una de las iglesias de Praga – un puesto que no le ocasionaba ningún problema para obtener los papeles del gobierno que acreditaban su pobreza. Con estos papeles, y un buen montón de partituras recientes (que incluían dos sinfonías, una obertura, canciones y música de cámara), solicitó una beca del gobierno. Un distinguido jurado, que incluía a Johannes Brahms, no se equivoco al reconocer los “dotes genuinos y originales”, y bajo su propia recomendación, el Ministro de Cultura le presento a Dvorak el salario mas alto disponible en ese programa. No hay duda de que el anuncio de esta beca estimulo una explosión de creatividad. Y fue durante esta oleada de felicidad, cuando la Serenata para cuerdas fue acabada en un corto lapso de 11 días.
Simplemente escuchen y gocen:
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