sábado, 8 de diciembre de 2012

Cápsula Bíblica 662

Hay que leer siempre la Sagrada Escritura en el contexto en que fue escrito lo que nos dice. Por ejemplo, en san Lucas, cuando el ángel saluda a María (Lc 1,26-28), lo que la Biblia y el escritor sagrado nos quisieron decir con las palabras «Llena de gracia» (Kejaritomene = «Agraciadísima» en griego), es algo tremendo. Ella es: «La Santísima Virgen María», porque es expresión no se aplica nunca a nadie, es el término que expresaba la perfección sobrenatural en grado tal que ningún ser humano puede tenerla excepto Jesucristo que es Hombre-Dios.  Por lo tanto si ella era la «Santísima» tenía que haber nacido sin ninguna mancha de pecado.

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