Camille Saint-Saëns (París, 9 de octubre de 1835 — Argel, 16 de diciembre de 1921) compuso «El Carnaval de los animales» en 1886 como un divertimento, que aunque no la interpretó en sus conciertos, más que dos veces, y además prohibió que se hiciera, tan sólo permitía la ejecución de “El cisne”, porque le preocupaba que afectara a su reputación de compositor serio, se convirtió, después de su muerte, en una de las obras más reconocidas del compositor. «El Carnaval de los animales» se estrenó el martes de carnaval de 1886. Para dicho estreno el compositor se presentó disfrazado con nariz y barba postizas.En su testamento, revocó aquella prohibición de no tocarla y entonces se empezó a conocer más y más. Es la obra que quiero recomendar para esta semana.
Camille mostró una precocidad similar a la de Mozart. Con dos años de edad jugaba a descubrir las notas que su tía le tocaba al piano, empezando a escribir pequeñas melodías para piano con tres años y medio. Así, no debe extrañar que, cuando contaba con diez diese su primer concierto. Compositor, pianista y organista, sus grandes dotes artísticas le hicieron ganarse la admiración de compositores célebres como Gounod, Rossini, Berlioz y Liszt, asegurando este último que “Camille era el mejor organista del planeta”.
Su extensa obra —elaboró más de 400 composiciones, en las que abordó casi todos los géneros musicales— es muy ecléctica, de un gran clasicismo y de una perfección a menudo un poco forzada, lo que ha motivado que se la considere demasiado académica, en Francia, sobre todo. Sin embargo, a menudo es una música de gran belleza, con una gran calidad de escritura. Fue también el primer gran compositor que escribió música para el cine.
“El Carnaval de los animales” es una fábula musical, incluso se puede afirmar que es una sátira. La orquestación tan extraña como apropiada está interpretada por dos pianos, dos violines, una viola, un violonchelo, un contrabajo, una flauta, un clarinete, un acordeón y un xilófono, conformando una pequeña orquesta de cámara, aunque también se ha hecho una orquestación completa de la misma obra.
El «Carnaval» se abre con una marcha que presenta al rey de los animales: el león, la marcha repite varias veces el rugido de este animal. Luego el segundo piano reproduce el cloqueo de las gallinas, mientras que el primer piano imita al gallo, pero las gallinas tendrán la última palabra. Vienen luego los “animales de pies ligeros”. La sátira se hace patente cuando los dos pianistas interpretan escalas a modo de estudio. La obra continúa con la lentitud propia de las tortugas, que viene sugerida por la interpretación del can-can de “Orfeo en los infiernos” de Offenbach, pero tres veces más lenta. La entrada del los elefante viene marcada por el piano con un vals, el contrabajo va marcando el ritmo lento y pesado de este animal torpón. Siguen los canguros, cuyos saltos están imitados por los dos pianos que cambian bruscamente de compás. La flauta y los violines interpretan una dulce melodía, que a su vez es reproducida por el acordeón en manera sincopada que nos lleva al agua. Los dos pianos lo encuadran todo con una ejecución cruzada.
En esta simpática obra, los violines —aunque parezca imposible— rebuznan pues nos hacen pensar en los burros. Viene también en este «Carnaval» el cucú del bosque, cuando el clarinete imita el canto de este pájaro acompañado por los dos pianos. La flauta imita de maravilla el trinar de los pájaros con el eco de los pianos. La sátira llega al máximo nivel, el hombre, es representado por los pianistas que hacen ejercicios de técnica pura.
“¿Hay algo más fósil que un compositor famoso?” dijo Saint-Saëns. Su “Danza macabra” había sido admirada hasta darle náuseas, por esto retoma aquí el tema de la muerte atrayendo a los fantasmas. El protagonista de esta parte es el xilófono.
La única parte de esta obra, que el compositor permitía que se interpretara mientras él vivió, es la que habla del cisne. La tradición cuenta que el cisne, antes de morir, emite una melodía hermosísima. Aquí es el violonchelo el encargado de interpretar esta bellísima elegía. Cómo en una comedia shakesperiana, el Final reúne a todos los personajes por última vez.
Los dejo con «El Carnaval de los Animales».
Versión completa:
Versión para ballet:
Una versión muy simpática para chicos y grandes con Bugs, Lucas y sus amigos:
Una hermosa versión de "El Cisne":
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