miércoles, 1 de octubre de 2014

Cápsula Bíblica 1320

El corazón del creyente debe ser siempre un corazón ardiente, iluminado por la integridad de la Revelación y por el camino que la Palabra ha recorrido en el corazón de la Iglesia y todo el pueblo fiel a lo largo de su historia. Hay que leer, estudiar y meditar la Palabra para mantener ardiente el corazón.

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