En tan solo 26 páginas me encontré una riqueza enorme y quiero dejar de recomendar esta maravilla. Son ya con este, 200 libros que he comentado en el blog y para celebrar el segundo centenar de entregas he querido pensar en los papás y mamás jovencitos —sobre todo los que conozco y tanto quiero— que tienen hijos pequeñitos y que quisiera aprendieran pronto, muy pronto a apreciar este don maravilloso que Dios nos ha dado de tener la capacidad de leer y saborear lo que leemos o escuchamos de boca de otros saboreando una rica lectura.
Un grupo de especialistas —North Central Regional Educational Laboratory— de los Estados Unidos, nos ofrece esta obra en la que se encuentran muchos tips, orientaciones y recursos para ayudar a los pequeñines.
Durante los primeros años de vida, todo niño adquiere una gran información que le ayuda a desarrollarse y adaptarse a su entorno. Estas cortas edades son muy buenas, porque los chiquitos están ávidos de recibir información para incorporarla a su crecimiento personal, es el momento de aprender a caminar, a correr, a hablar… y todo esto les sirve para mejorar sus habilidades.
Con la lectura de un libro se les puede despertar su curiosidad, ampliar sus conocimientos y estimular su imaginación. Ellos, desde muy pequeñitos, pueden aprender a identificar situaciones cercanas y familiares, comprender sentimientos propios de su crecimiento y maduración. En definitiva cuanto más se lea, mejor desempeñarán en el futuro otras actividades relacionadas con la comunicación y la escritura.
Para un niño católico, los años de la temprana edad son los años en donde se pueden sembrar las semillas de honrar a Dios y a los padres, a convivir con los hermanos, a socializar y a desarrollar la capacidad para el lenguaje y el apetito para aprender, enriqueciendo la memoria, estimulando la creatividad, e inculcando la necesidad de crecer en todas las áreas de nuestra vida. El amor a la lectura tiene que ser edificado sobre una buena fundación moral. La lectura, ya sea en primer lugar el escuchar y leer libros "sin letras" y luego identificándolas poco a poco, ha de ser para ellos un juego más, así incrementaremos el número de gente que lee, y saldremos de ese horrible bache en el que la sociedad ha caído con el uso de unas cuantas «maldiciones» (palabras soeces) con las que se expresan mil cosas en un vocabulario cada vez más decadente.
Aunque parezca que un bebé no le presta mucha atención a un libro, él está empezando a familiarizarse. Y al jugar con ellos como con otro juguete, se está estimulando su desarrollo psicomotor ya que los toma en sus manitas, los aprieta, se los lleva a la boca...
Los papás y mamás «modernos» no tiene por qué limitar la vida de los bebés a un portabebé o una cuna que se mece sola con musiquita, ni sólo sentar al niño en su regazo. Es importante señalar a los niños, desde bebés, los objetos que les rodean y describir las figuras que aparecen en los libros. En el libro encontrarán incluso ejemplos de canciones infantiles para que el pequeño vaya escuchando palabras... ¡Todos recordamos esas rimas infantiles como: «Un elefante se balanceaba...»
Así que ánimo papás y mamás jovencitos, a darse a la tarea de buscar esos libros de tela rellenos de esponja, libros hechos de cartón, libros de plástico que flotan en el agua y libros con sonidos y diferentes texturas... antes de enseñar al pequeñito a usar la Tablet o el iPad, que tendrá también que aprender para leer luego en PDF y otros formatos necesarios para ir a la escuela. Despierten su curiosidad y poco a poco, ellos querrán saber más sobre las divertidas aventuras de sus personajes favoritos o sobre la temática de las diferentes historias... tal vez así, ¡yo tenga más de 10 seguidores en el blog!
Equipo de North Central Regional Educational Laboratory,
"La lectura desde el nacimiento hasta los 5 años",
Ed. Learning Point,
"La lectura desde el nacimiento hasta los 5 años",
Ed. Learning Point,
Naperville 2005,
28 páginas.
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