domingo, 8 de febrero de 2015

«CUANDO LOS SANTOS SON AMIGOS»... Un libro que nos acerca al Evangelio

Segundo Galilea (1928-2010) fue un hombre de Dios, un hombre de humanidad, uno de los más acertados conocedores de la Teología de la Liberación, pero de esa Teología sería, no de la que en los aparadores hace alarde de protestas y cosas llamativas, sino de esa que teníamos que estudiar en los Seminarios. Recuerdo haber utilizado algunos de sus libros para las diversas clases que recibí allá en la década de los ochenta, en el siglo pasado.

Sacerdote católico y escritor chileno que formó parte de la hermandad de Foucauld, Segundo escribió selectas obras teológicas que calaron de un modo intenso y tranquilo en la trayectoria de muchos cristianos, sobre todo de América Latina. Segundo fue un pensador serio y radical, sin estridencias como digo; un testigo de la fe, en la línea de los Hermanitos de Jesús, a ras de la calle, a ras de la vida, desde los más pobres. Fue, tal vez el primero que, conservando su temperamento callado, empezó a emplear el término de “liberación”, aplicándolo, al mismo tiempo, a la libertad personal y social.

Hasta 1975 recorrió América Latina, en conferencias, retiros y ejercicios espirituales y trabajando de una manera especial en Cuernavaca, México, formando misioneros. Luego con las Pontificias Obras misioneras y con otros sacerdotes organizó un instituto misionero. Viajó a Filipinas y a Corea del Sur. Colaboró frecuentemente con las Misioneras del Sagrado Corazón de Jesús, (fundadas por Santa Francisca Cabrini) y estuvo en Brasil, Argentina, Italia y Estados Unidos dándoles conferencias sobre misión y espiritualidad y exhortándolas a vincular más laicos en su misión. Trabajó en Estados Unidos con las comunidades de inmigrantes.1 En 1997 fue nombrado por el arzobispo de Santiago de Chile como parte del grupo de expertos que redactó las conclusiones del noveno sínodo diocesano. En el año 2000 partió para Cuba donde fue director espiritual del seminario de San Carlos.

Entre sus innumerables libros, dejó uno que, a simple vista, es muy pequeño, y que para muchos puede pasar de largo. El título es sugerente: «CUANDO LOS SANTOS SON AMIGOS», pero se trata solamente de 133 páginas y tal vez por eso no llama tanto la atención.

La lectura de este libro trae «sorpresas» sobre santos que nos son muy conocidos. El padre Galilea nos acerca a ellos como sus mejores amigos, y nos hace descubrir que no se trata de figuras «inimitables» sino de personas que echando gala de la gracia que Dios les dio y del desarrollo de las virtudes,enfatizó en sus vidas, la importancia de la teología y de la vida espiritual, recuperando y reformulando en su tiempo la experiencia de hacer vida el Evangelio.

El autor nos dice de entrada: "Uno se siente unido a todos los santos de la Iglesia, y con la debida información uno podría exponer la vida de los más importantes, pero uno no puede penetrar el alma sino de aquellos que lo han inspirado por largo tiempo". Así, el padre Segundo nos presenta a dieciséis de sus santos amigos, los más íntimos, los que más le marcaron, los que le impulsaron a amar a los pobres y vivir para ellos al estilo de Jesucristo. De ellos aprendió a vivir así, como lo declaró en alguna ocasión: “Si queremos una Iglesia más misionera, más coherente y testimonial, más participativa en la comunión... significa que queremos una Iglesia más espiritual, más orante y más contemplativa, es decir, más bella.” y eso, se aprende de los santos.


Segundo Galilea,
"Cuando los santos son amigos",
Ed. Paulinas,
Bogotá 1992,
133 páginas.

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