Esta semana llegó a mí un libro de de Maximiliano Calvo, el fundador de la "Comunidad Jerusalén", una asociación pública de fieles presente en numerosas diócesis de España y presente también en otras naciones. El hecho de que en la Comunidad Jerusalén se dé gran importancia a la formación de sus miembros, como base para un crecimiento cristiano sólido, que hasta ahora ha corrido a cargo del autor sobre todo, ha dado lugar a la publicación de numerosos libros, entre ellos este de «CLAROSCUROS DEL CORAZÓN».
Una de las palabras más frecuentemente utilizadas en nuestro lenguaje es «corazón», palabra que utilizamos en muchas y variadas expresiones como «te lo digo de corazón», «te lo doy de corazón», «tengo el corazón apachurrado», «se me partió el corazón»...
El autor nos hace ver que el corazón no se limita a estar presente para ejercer influencia en el alma humana, sino que es capaz de adentrarse —y se adentra— en ese recinto sagrado en donde la persona se encuentra con Dios, para satisfacer la necesidad que tiene de participar en esa relación para beber de las corrientes de vida que fluyen de las fuentes de eternidad que el Espíritu de Dios hace manar en cada interior.
Maximiliano Calvo,
"Claroscuros del corazón",
Editorial CCS,
Madrid 2000,
212 páginas
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