domingo, 11 de octubre de 2015

«Balada para piano y orquesta Op. 19» de Gabriel Fauré... una pieza bellísima pero no muy escuchada

Quiero invitarles a escuchar una de las poquísimas obras para orquesta de Gabriel Fauré, quien es sumamente conocido por su "Pavana». Él no se dio mucho a la composición orquestal, más bien la dejó a sus alumnos, entre ellos Ravel. Fauré compuso sólo dos obras para piano y orquesta: Esta versión para orquesta de la Balada, op. 19, y la Fantasía para piano y orquesta, op. 111. Orquestó la primera, pero no la segunda que la encargó a otra persona.

De por sí la orquestación de Fauré es siempre sencilla, cosa que en esta balada hace que el piano destaque de manera genial. Esta Balada, compuesta en en fa sostenido mayor, fue estrenada el 23 de 1881 en la Sociedad Nacional de Música bajo la dirección de Edouard Colonne y con el compositor al piano.

La obra está dedicada a Camille Saint-Saens y como dato curioso tengo entendido que fue calificada de sumamente difícil por Franz Liszt. Toda la etiqueta de formalismo de Saint-Saëns se hace jugosa y expresiva en esta obra de Fauré. En Fauré se encuentra uno de los mejores ejemplos de flexibilidad y adaptación al espíritu francés. Si Saint-Saens es un factor decisivo en la formación de Fauré, éste cumplirá un papel de maestro para Ravel y para todos los que se apartan más o menos conscientemente de las tendencias más acidas y ascéticas de la postguerra que fueron seducidos por sus refinamientos armónicos y melódicos.

Como digo, a Fauré no le interesó en sí la orquestación, su campo de creación genial está en el piano, en la música de cámara y en el lied. Incorpora al piano todo el espíritu del intimismo romántico. Con una flexibilidad genial en la modulación, con un contorno grácil y tierno de la frase, consigue la música francesa más íntima del Siglo XIX.

La obra, creada para centrarse en el piano, es lírica y elegante y como dijo Liszt, de difícil ejecución. Incluye escasos elementos de virtuosismo ostentoso (como en Chopin) pero la amplitud de la composición, su complejidad lineal y la vasta gama del teclado, la apartan del pianista aficionado. 

¡Disfrútenla!


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