Conocí la congregación de los padres Oblatos de la Virgen María cuando ejercía mi ministerio en California y su espiritualidad y amor a la santísima Virgen María. Esta semana he estado leyendo un librito cuyo autor es un Oblato de la Virgen María. Un conjunto de páginas que yo calificaría como un pequeño manual de ejercitación espiritual, unas páginas para trabajar gradual y progresivamente en el crecimiento personal en el campo interior, que está dedicado a todos aquellos que buscan la frescura y la juventud del corazón, y quieren seguir aprendiendo, creciendo y madurando hasta el final de sus vidas, como decía la beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, con una «juventud acumulada».
El autor, uno de los sacerdotes más leídos de su congregación, además de que hizo que recordara a mi admirado «padre Escobita» (padre Ed Broom), brinda material para la oración personal, pero también ofrece pautas concretas para experimentar cómo Jesús, médico integral del ser humano, camina junto a nosotros, deseoso de darnos su amor y su sanación para que veamos la vida con ojos nuevos. Todo nuestro conocimiento intelectual y espiritual sólo es valioso, si lo ponemos en práctica, a fin de impulsar nuestro bienestar, el de nuestros seres queridos, y el de las personas hacia las que Dios nos envía para llevar la Buena Noticia del Reino.
En medio de un mundo tan confuso en el que vivimos, y que parece que nos deja «ciegos» ante tanta cosa, vale la pena leer y meditar material que nos aliente a abrir los ojos.
Gustavo E. Jamut,
"Ver la vida con ojos nuevos",
Ed. San Pablo,
Buenos Aires 2012,
156 páginas.
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