Nunca he hablado ni recomendado algún libro de Isabel Allende, la mujer que ha vendido más libros en la historia de la literatura en español aunque he leído varios. Isabel ha vendido poco más de 60 millones de libros en 35 idiomas. Su primera novela, La casa de los espíritus (1982), es uno de los títulos míticos de la narrativa latinoamericana. Sin duda alguna, al hablar de ella, hablamos de una contadora de historias como pocas, con una narrativa que atrapa al lector desde la primera página.
Sin embargo, debo confesar que la ya septuagenaria escritora, no había encontrado un espacio en mi blog debido a muchas de sus ideas, que son tan contrarias a las mías. Me animo ahora a comentar uno de sus libros y a recomendarlo porque algunos de mis once seguidores me preguntan el por qué nunca he recomendado uno de estos libros que yo mismo, como muchos amigos de los libros, devoramos.
Isabel no es una mujer religiosa, mucho menos católica. Ella dice que la criaron católica, pero a los quince años dejó la Iglesia y no volvió más. Ella dice que no cree en el dios que le enseñaron. Y sus libros, contienen siempre algunos capítulos que no solamente utilizan palabras altisonantes o que que cuentan crudas escenas de sexo y violencia, sino que atacan directamente a la Iglesia Católica, que es mi Madre y Maestra.
Me atrevo ahora a comentar y recomendar «Paula» por que lo siento muy humano, muy cercano a la manera como , además, me ha alentado ver que últimamente Allende ha afirmado que le encanta el Papa Francisco, aunque aclara que eso no significa que se vaya a acercar a la iglesia católica. Pero afirma también que está abierta a todas las posibilidades.
Ella dice que tiene una práctica espiritual y que comienza el día con una meditación. Dice que tiene un gran respeto por las creencias de los demás (aunque en algunas de sus obras yo no lo noto) y que está abierta a todas las posibilidades del mundo, que son maravillosas. Ella misma dice que creemos que lo sabemos todo, pero que no hay explicación para un montón de cosas.
En fin, luego de esta larguísima introducción voy a hablar un poco de «Paula» y lo que dejó en mí.
Me parece que «Paula» es el libro más conmovedor, más personal y más íntimo de esta escritora. Cuando Allende se encontraba en España, presentando su libro "El Plan Infinito" (que leí hace tiempo), su hija Paula entró en coma. Junto al lecho en que agonizaba su hija que murió de porfiria (las porfirias son un grupo heterogéneo de enfermedades metabólicas, generalmente hereditarias, ocasionadas por deficiencia en las enzimas que intervienen en la biosíntesis del HEMO, un componente de la hemoglobina, parte esencial de los glóbulos rojos). Isabel escribió la historia de su familia y de sí misma con el propósito de regalársela a Paula cuando ésta superara el dramático trance. El resultado se convirtió en un autorretrato de insólita emotividad y en una exquisita recreación de la sensibilidad de las mujeres de nuestra época.
La historia recorre el espacio de tiempo desde el día de la admisión de Paula a un hospital de Madrid, la ciudad donde vivía con su esposo Ernesto, el 6 de diciembre de 1991 hasta su muerte, un año más tarde, 6 de diciembre de 1992 en la casa Allende, en San Francisco. Isabel está al lado de su hija todo el tiempo, durante la hospitalización en la capital española, permaneciendo en un motel de miserable, donde, en la noche, escribió la novela. El destino de Paula, sin embargo, empeora cada vez más, y su estancia en el hospital se convierte en inútil, por lo que se transfiere a la casa de Allende, en San Francisco, donde puede estar rodeada de amigos y familiares queridos.
«Paula» es un libro de memorias que deja el alma al descubierto, como una especie de novela de suspenso; un libro que se lee casi sin respirar. En el relato, los extraños antepasados en torno a la familia Allende aparecen ante nuestros ojos, escuchamos ecos deliciosos y amargos, recuerdos de la infancia, anécdotas increíbles de la juventud, los secretos más íntimos que han sido pasados en voz baja. Chile, el país natal de Allende, también cobra vida con la turbulenta historia del golpe militar de 1973, la dictadura que siguió, y los años de exilio de su familia.
Allende explora el pasado y cuestiona el presente en un libro mágico que lleva al lector del llanto a la risa, del terror a la sensibilidad profunda y a la sabiduría. Los gloriosos personajes de la ficción de Allende: clarividentes, revolucionarios, y, sobre todo, la mujer inquisitiva que avanza a través de la narración, pueblan esta autobiografía, que se establece como uno de los mejores trabajos de Allende.
En el libro hay un contrapunto contrastante de dicha y de dolor. Entre la gracia y la ironía de su humor feliz, resalta aún más la muerte campeando a sus anchas. Puede mostrar las dos caras de la vida en su anverso y su reverso: la felicidad en el amor y la pesadumbre en la desdicha. Debo confesar que, desde mi punto de vista como sacerdote, no dejo de quedarme con una sensación de vacío o de que algo faltó al leer no solamente «Paula», sino otros de sus libros, y palpo que no es algo lo que falta sino Alguien, falta Dios y noto de inmediato la ausencia de fe en Dios que es misericordia. La narrativa de Isabel Allende me envuelve... me entusiasma leer y leer sus historias, pero falta siempre el Dios verdadero, el Dios que me han inculcado desde siempre, el Dios del que no puedo despegarme en ningún momento. Sin embargo, la lectura de «Paula», gracias a la sensibilidad y creatividad natural de la escritora, deja una serie de valores en el corazón de quien la lee. Una novela que perdura en el ánimo del lector con la intensidad de una experiencia indeleble.
Isabel Allende,
"Paula",
Ed. Círculo de Lectores,
Barcelona 1995,
383 páginas.
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