Siendo yo seminarista aún y teniendo mi centro de apostolado en la inolvidable parroquia de San José Obrero, en la colonia Cuauhtémoc de San Nicolás y estando al frente de la misma el muy querido, admirado y recordado padre Santiago Cavazos, se me encomendó el acompañamiento espiritual y apostólico del movimiento de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo de esta comunidad.
Aunque hasta la fecha, no considero el estilo y la forma de la Renovación Carismática Católica como mi espiritualidad —ya que de todos es sabido que yo vivo mi vida de fe al estilo Inesiano— considero que es una espiritualidad que viene de Dios, que muchos de los «carismas» que ahí suceden son reales, porque no solamente en aquel entonces caminé junto a la Renovación sino lo he hecho sobre todo cuando he sido párroco o rector de Templo para acompañar a los grupos.
Ciertamente al hablar de La Renovación Carismática Católica, hablamos de un tipo de espiritualidad que no es nada tradicional para expresar la fe, aunque nació ya hace muchos años en la Iglesia. Basada en la «alabanza» esta espiritualidad va conduciendo a la persona hacia la oración como encuentro y conversación entre un grupo de amigos y hermanos con Dios. Todos sabemos que la fe debe tener una manifestación externa, personal y comunitaria en la celebración de los sacramentos y en la oración, y una cosa, no quita la otra.
La Renovación Carismática Católica es un movimiento eclesial reconocido por la Santa Sede. Nació de la experiencia de la acción del Espíritu Santo, de una actualización de la experiencia de Pentecostés. Es un movimiento que aviva la conciencia de todo lo que Jesús nos reveló y evoca una respuesta entusiasta para vivir la fe de la Iglesia. La «Renovación», como sencillamente se le conoce, es una corriente de gracia que ha tocado transversalmente las Iglesias cristianas (católica, ortodoxa, protestante) y que incluye a cerca de 600 millones de cristianos en todo el mundo. Recientemente el Papa Francisco se ha reunido con ellos en Roma. Más de 120 millones de católicos participan de la espiritualidad de la Renovación actualmente.
Uno de los grandes promotores de este movimiento fue, sin duda alguna, el Padre Emiliano Tardif, un extraordinario misionero que ha dado a la Iglesia un nuevo testimonio de la acción del Espíritu Santo entre nosotros. El Padre Tardif no buscaba propiamente pertenecer a este movimiento de la Renovación, pero fue el Espiritu Santo el que lo fue llevando. A partir de que se dejó mover por el Espíritu todo cambió, y fue una gracia para muchos.
El libro «JESÚS ESTÁ VIVO», es una lectura refrescante que nos acerca a ver un poco de lo que es este movimiento. En una lectura amena, en donde parece uno revivir la experiencia del crecimiento de la Iglesia primitiva de los Hechos de los Apóstoles, el padre Tardif va compartiendo una forma de comprender lo que Dios espera no solo de la Renovación, sino de todos los miembros de la Iglesia.
Aunque como digo, no sea yo de la Renovación, quiero recomendar este libro que en estos días he vuelto a leer luego de tantos años, ya cargados de tantas cosas maravillosas por el ministerio sacerdotal de más de 26 años en los que en los que, acompañando a diversos grupos, movimientos y comunidades, voy contemplando y gozando de la acción de Dios en tantas y tantas vidas.
El Padre Emiliano Tardif nos comparte en este libro su experiencia personal, al ser sanado de una tuberculosis pulmonar y de todos los viajes que realizo viendo las manifestaciones del amor de Dios (sanaciones, milagros y liberaciones) en muchas partes. Al leer el libro, uno capta que Jesús es el mismo ayer, hoy y siempre. «JESÚS ESTÁ VIVO» es un libro que se lee de corrido y no se quiere dejar, al ver tantas maravillas que el mismo Jesús que a tantos curó en el Evangelio, sigue haciendo aquí y allá.
A quienes alguna vez, tuvieron, como yo, la oportunidad de escuchar en vivo y en directo al padre Tardif, seguro les parecerá escucharle. El libro es una recopilación de los testimonios de su predicación, de esos signos que acompañaron su anuncio del Evangelio: las sanaciones de tantos hermanos y hermanas enfermos, las conversiones, la paz y la alegría de hacer presente a Jesús, el llamado a la oración y al servicio de la Palabra, la predilección de Dios por los pobres y sencillos, la misericordia que toca nuestras heridas y nos sana por dentro. Él tuvo siempre una especial insistencia en la fuerza sanadora de Jesús Eucaristía y queda plasmado esto aquí. Lo mismo el amor a María como signo del apóstol, y sobre todo, la necesidad de conocer a Jesús vivo, a través de la oración y de la Palabra. En su sencillez, y no poco buen humor, repetía algo que escribe en el libro, él decía que se consideraba "el burrito" del Señor, refiriéndose al pollino que Jesús escogió para su entrada en Jerusalén. En el libro colabora también el muy conocido predicador de la Renovación José H. Prado Flores y lleva más de un millón de copias en veintisiete idiomas.
Sí, hay que repetirlo: «JESÚS ESTÁ VIVO» y sigue sanando y liberando a su pueblo, nos sigue congregando e invitando a creer en él y a seguirlo como Iglesia que busca su misericordia. Léanlo aunque como yo, no pertenezcan al movimiento de la Renovación Carismática Católica.
Emiliano Tardif,
(Con la colaboración de José H. Prado Flores)
"Jesús está vivo".
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