Muzio Clementi fue un compositor tan prolífico en el piano, que casi todo lo que se conoce de él está relacionado con este instrumento, ignorando casi totalmente sus creaciones sinfónicas. Hoy quiero hablar un poco de su tercera sinfonía.
Después de las dos sinfonías para orquesta de cámara publicados como Op 18 en 1787, cuando Mozart seguía vivo, el compositor publicó más sinfonías. Sin embargo, numerosos documentos prueban que escribió y dirigió otras sinfonías hasta 1824; pero luego, al resaltar su obra de piano, prácticamente desaparecieron de su repertorio. Se ha descubierto recientemente, que este maravilloso músico, hizo grandes esfuerzos para componer seis sinfonías para orquesta grande; algunas de ellas, entre 1813 y 1824 se realizaron en Londres, París, Mónaco, Alemania y Leipzig. Desafortunadamente los detalles de las ejecuciones son muy generales: casi siempre las evidencias de programas de conciertos simplemente dicen «Clementi Sinfonía'» con la excepción de tres conciertos que tuvieron lugar en 1824 en el Teatro del Rey en Londres, donde se interpretó «La Gran Sinfonía Nacional» designada como su tercera sinfonía.
Fundador, junto a otros célebres compositores y músicos de la Sociedad Filarmónica de Londres es probable que allí interpretaba sus composiciones y no las daba a la prensa, aunque era el dueño de una casa editorial.
De estas sinfonías nadie habló más durante un siglo, hasta cuando Georges de Saint-Foix supo que la Biblioteca del Congreso había comprado, en 1917, los manuscritos que contenían una gran parte de estas sinfonías y que otros materiales, como el manuscrito de Washington, estaba en la Biblioteca Británica; pero ninguna de los sinfonías estaba completa. Así comenzó una historia de reconstrucciones. Pasaron otros cuarenta años, y al final de los años setenta Pedro Espada supervisó la edición impresa de las sinfonías 3 y 4 reconstruido todo a partir de los manuscritos que aún existen.
Así que está claro: las cuatro sinfonías de Clementi son obras encomiables reelaboradas por otros músicos, convencidos de que la posición histórica del compositor romano es demasiado importante como para renunciar a su esfuerzo sinfonista.
La sinfonías nº 3 —y también la 4— muestra, más allá de la forma convencional, las características de la música de Clementi como compositor: un cromatismo intenso que desemboca en tiempos de oscurecimiento de la tonalidad, sobre todo en los movimientos lentos, la gran movilidad de las partes individuales y el abundante uso de pasajes de contrapunto.
El Allegro del primer movimiento se introduce por un Andante sostenuto; sigue un Andante en el tiempo triple, seguido por un Minueto y Trío; y concluye en un binario, vivaz y humorístico, que sigue la forma del rondó-sonata con una coda.
Clementi tuvo un papel bastante importante en muchas áreas de la música en la transición desde el período clásico hasta el Romanticismo; y recuperar, aunque sea parcialmente, algo de su composición sinfónica es añadir una pieza a la comprensión de lo que las tres primeras décadas del siglo XIX, en el campo sinfónico, se producen y se reproducen. ¡Escuchen esta obra!
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