domingo, 29 de noviembre de 2015

«LA ISLA DEL TESORO»... Una novela de aventuras para todas las edades

Desde hace más de ciento treinta años, generaciones y generaciones hemos ido a bordo de La Española, camino de «LA ISLA DEL TESORO». Hemos querido despejar esa X misteriosa durante casi un siglo y medio y hemos escudriñado los extraños designios de un mapa que Robert Louis Stevenson, uno de los mayores genios literarios de todos los tiempos, pergeñara allá por 1881 y editara dos años después, aunque tuvo que hacer una segunda composición del propio mapa porque su editor lo perdió. Muchos de nosotros recordamos el libro que esta semana comento, una novela de aventuras que hemos leído y que ha sido fuente de inspiración para el cine, la televisión, la literatura e incluso para videojuegos.

«LA ISLA DEL TESORO», escrita por el escocés Robert Louis Stevenson, fue publicada en libro en Londres en 1883 (publicada originalmente por entregas en la revista infantil Young Folks, entre 1881 y 1882 con el título de The Sea Cook, or Treasure Island) es una novela siempre actual, con una reflexión moral del protagonista hacia el dinero y la ambición.

Stevenson escribió «LA ISLA DEL TESORO» cuando vio a su sobrino dibujar con acuarelas el mapa de una isla. Comenzó a ponerle nombres: la isla del esqueleto, la colina del Catalejo, hasta escribir en la esquina superior derecha las palabras «LA ISLA DEL TESORO». Tras una larga enfermedad, murió en 1894 en la isla de Upolu, en el pacífico Sur, donde vivía entonces. ¿Encontraría su tesoro en esa isla? No se sabe, pero lo cierto es que su historia ha acompañado a generaciones y generaciones en un fascinante viaje.

El momento ideal para leer esta novela por primera vez es en la niñez o en la adolescencia temprana, cuando nuestra mirada inocente se parece mucho a la de Jim, el protagonista, al principio del libro. Cuando él pisa por primera vez las tablas de La Española casi que todo niño quiere estar allí y esconderse en ese barril para escuchar y escuchar —porque a los diez años las cosas no se imaginan sino que se saben y saborean—.

Jim fascina también a los adolescentes más grandes y a los jovencitos, porque es el héroe que lo soluciona todo. Jim se escapa, Jim roba el barco a los piratas, Jim se nombra a sí mismo capitán de La Hispaniola. 

Muchos jóvenes se sienten iluminados por la oscuridad de la novela. Long John Silver, el taimado y peligroso cocinero, aparece como un renegado, un rebelde astuto y encantadoramente manipulador, cosa que llama la atención a esa edad.

Si la novela la lee alguien que ronda por los treinta, puede encontrar un espacio para reflexionar sobre la relación con los padres, cuánto de ellos hay en el adulto que se ha llegado a ser y cómo habrá que apañársela si algún día se llega a tener hijos. Jim, huérfano de padre, siente más afinidad hacia Silver que hacia el resto de las otras posibles figuras paternas del libro y se puede ver que esa afinidad es mutua, y que la admiración que Silver siente hacia Jim es tan peligrosa como sincera.

A los más mayores, como yo, revivir la lectura de «LA ISLA DEL TESORO» nos hace soñar en secreto con escapar y gozar de ese mundo mágico. Es el momento de desempolvar nuestra novela de piratas favorita para degustar el hermoso canto a la soledad que encierra el libro: frente a la ruidosa multitud de la tripulación, frente a los motines, luchas y explosiones, Jim es un héroe que resuelve las cosas consultando consigo mismo y esa voz interior que los creyentes sabemos que es la conciencia, donde habita Dios. Y así, más de un cuarto de siglo después de haberla leído por primera vez, seguimos vibrando ante la euforia de Jim con su recién estrenado mando de capitán y cómo su conciencia, que antes le había recriminado por su temeridad, enmudece ante la gran victoria.

Total, siempre es un buen tiempo para leer «LA ISLA DEL TESORO» porque, Como dijo Borges: "Leer la Isla del Tesoro es una de las formas de la felicidad".


Esta es una de las versiones para cine:


Robert Louis Stevenson,
"La Isla del Tesoro",
Ed. Anaya,
España,
168 páginas.

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