Carlos Carretto es un conocidísimo escritor que fue muy leído en su tiempo y que, aún hoy, sigue siendo buscado en sus diversos títulos. Carlo nació en Alejandría en el seno de una familia campesina el 2 de abril de 1910. En su juventud fue militante de la Acción Católica. Profesionalmente fue maestro. En 1946 es nombrado presidente de la GIAC (Juventud Italiana de Acción Católica). En 1953, tras una reflexión laboriosa y dolorosa, tomó la decisión de entrar a formar parte de la Fraternidad de los Hermanitos de Jesús, de la familia Carlos de Foucauld.
El 8 de diciembre de 1954, marchó a hacer su noviciado en El Abiodh Sidi Cheikh en Argelia, en donde, permaneció durante diez años, compartiendo su vida en fraternidad en el Sahara, en la zona de Tamanrasset. Este periodo fue una experiencia profunda de vida interior y de oración, en el silencio y en el trabajo, que marcaría toda su vida y sus actividades posteriores. En el año 1964, ingresó en los Hermanos del Evangelio, recién fundados, regresando a Italia. En 1965 se estableció en Spello (Perugia), en un monasterio abandonado donde, poco antes, había comenzado la vida comunitaria una nueva fraternidad de los Hermanos del Evangelio. Pronto, su prestigio, comenzó a atraer a personas al lugar, creyentes o no, para encontrarse interiormente. Desde entonces la comunidad se convirtió en un lugar de acogida, oración y reflexión. Después de varios años de enfermedad, en la noche del 4 de octubre de 1988, en la fiesta de san Francisco de Asís, del que había escrito una biografía apasionada unos años antes, Carlo Carretto se encontró con el abrazo de Dios Padre.
El último libro que escribió es este que les recomiendo ahora leer: «Y VIO DIOS QUE ERA BUENO». Dice nuestro Señor que los últimos serán los primeros, así que yo, al hablar de este célebre escritor de espiritualidad, empiezo por el último.
Cuando Dios creó el cielo y la tierra se atrevió a decir que «eso era bueno» y, cuando creó al hombre, dijo que «era muy bueno». Y el hombre o es solamente Adán, es también Caín y ahí reside el problema. De esta manera Carretto va mostrando el andar del hombre extraviado y la bondad que el Creador ha puesto en el corazón del hombre... parece, al escribirlo, que Carlo presentía que su fin en este mundo, estaba por llegar, para continuar viviendo en la bondad del corazón del Padre en la vida eterna. El libro es, no para leerlo, sino para meditarlo. ¡Lo recomiendo, como recomendaré otros libros de Carlo Carretto!
Carlo Carretto,
"Y vio Dios que era bueno",
Ed. Edicep,
Valencia, 1988.
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