miércoles, 26 de abril de 2017

Cápsula Bíblica 2257

Abrir la Biblia es comprometerse con Dios, que nos habla. No se puede acercarse a la Biblia simplemente como cualquier curioso, sino como creatura ante el Creador, como hijo ante su Padre, como siervo ante el Señor: ―Habla, Señor, que tu siervo escucha. La Sagrada Escritura es un libro, no sólo para estudiar, sino para meditar, vivir y transmitir. ―Bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica (cf. Lc 11, 28).

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