Cápsula Bíblica 2661

La Biblia debería ser leída por todos los miembros de la Iglesia. A partir del Vaticano II hemos tenido la oportunidad de escuchar en la propia lengua las lecturas bíblicas proclamadas en la Misa y en la celebración de los demás sacramentos. Además ha crecido el interés por leer, estudiar y meditar la Escritura. Poco a poco se va realizando  lo que se afirmaba en la Iglesia primitiva: «La Palabra del Señor crecía y se robustecía poderosamente» (Hch 19,20).