Como gozo leyendo y releyendo este libro que ya va en su tercera edición y que es uno de los favoritos del Papa Francisco. ¡A mí me lo regaló Esthela y cómo se lo agradezco! Ella sabe muy bien lo que me gusta leer y comparte conmigo ese gusto por la buena lectura. Escrito en un lenguaje a la vez teológico y sencillo —en realidad no se por qué se me había pasado recomendarlo, pensaba que ya lo había hecho— el cardenal Walter Kasper nos lleva a las cuestiones fundamentales de la doctrina sobre la misericordia divina, que constituye el núcleo y la suma de la revelación bíblica de Dios.
El libro anuda la reflexión teológica con las consideraciones espirituales, pastorales y sociales, pues el tema de la misericordia se introduce en numerosas áreas de la praxis cristiana, eclesial y social. Kasper nos anima a examinar a fondo la doctrina cristiana de Dios y las consecuencias prácticas que de ella se derivan, a fin de perfilar con claridad a qué se alude cuando se habla del hoy absolutamente necesario giro teocéntrico en la teología y en la vida de la Iglesia. La tesis principal del libro es bien sencilla. La sociedad y la Iglesia actuales precisan que vuelva a hablarse de Dios. Pero si se quiere que el protagonista sea el Dios de Jesucristo, no un Dios abstracto, es necesario poner en el centro la misericordia divina, el ilimitado amor de Dios por sus criaturas; un amor que, sin embargo, antes que estar reñido con la justicia divina, es su máxima realización.
El autor del libro afirma: «El evangelio de la misericordia divina en Jesucristo es lo mejor que se nos puede decir y lo mejor que podemos escuchar y, al mismo tiempo, lo más bello que puede existir, porque es capaz de transformarnos a nosotros y transformar nuestro mundo a través de la gloria de Dios en su graciosa misericordia. Esta misericordia, en cuanto don divino, es simultáneamente tarea de todos los cristianos. Debemos practicar la misericordia. Debemos vivirla y atestiguarla de palabra y de obra. Así, por medio de un rayo de la misericordia, nuestro mundo, a menudo oscuro y frío, puede tornarse algo más cálido, algo más luminoso, algo más digno de ser vivido y amado. La misericordia es reflejo de la gloria de Dios en este mundo y quintaesencia del mensaje de Jesucristo que nos ha sido regalado y que nosotros, por nuestra parte, debemos regalar a otros. [...] Este mensaje de la misericordia divina tiene consecuencias para la vida de todo cristiano, para la praxis pastoral de la Iglesia y para la contribución que los cristianos deben realizar a la configuración de un orden social digno, justo y misericordioso».
El libro de Walter Kasper no ha podido tener mejor recomendación: como es sabido, el Papa Francisco, en su primer Angelus, hizo referencia a un libro de uno de sus cardenales, «un gran teólogo» —dijo—, que le había reforzado en su convicción de que la misericordia cambia el mundo y Dios no se cansa de perdonar. Y celebró este oportuno recordatorio de que la misericordia se cuenta entre los más importantes nombres de Dios. Dado lo inusitado de que un papa recomiende públicamente un libro, cabe pensar que el tema de la misericordia constituirá una de las claves del nuevo papado, como ya lo fue de los dos anteriores.
Así, no tengo que decir más, sino reiterar mi agradecimiento a Esthela por lo mucho que me han servido estas líneas que llegaron a mí desde su corazón de amiga misericordiosa que por años me ha acompañado en mi vocación. ¡Lo recomiendo ampliamente!
Walter Kasper,
"La misericordia",
Ed. Sal Terrae,
España 2015,
281 páginas.
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