Entre 1791 y 1795, en Londres, Franz Joseph Haydn (1732-1809) escuchó diversos oratorios de Händel, entre los cuales le llamaron la atención sobremanera «El Mesías» e «Israel en Egipto». Ipresionado por estas obras, Haydn decidió realizar algo semejante. Había escrito ya centenares de sinfonías, conciertos y música de cámara y se encontraba en lo que sería la última etapa de su vida cuando surgió una imperiosa necesidad en su corazón de crear una obra así, tal vez, como dicen algunos estudiosos, como una expresión de gratitud a Dios que es quien le había dado ese genio musical excepcional.
Con ayuda del Barón Gottfried van Swieten, un hombre de nobleza de Viena y echando mano de un libreto inglés inspirado en la Biblia e inicialmente destinado al mismo Händel, traducido y adaptado, Haydn compuso la obra que se convirtió en la primera gran obra de la historia de la Música que se compuso pensando en la posteridad. Haydn decía, al estarla componiendo, que se dedicaba plena y totalmente a «La Creación» porque deseaba que perdurara a través del tiempo. Trabajó sin pausa durante dos años seguidos. La primera audición privada la llevó a cabo el 30 de abril en el Palacio del Príncipe Schwarzenberg, y le siguieron varias más hasta que la primera ejecución pública dirigida por Haydn tuvo lugar el 19 de marzo de 1799 en el Burgtheater con un éxito nunca visto.
La obra trata sucesivamente de la creación de los elementos, de los seres vivos, del hombre y de la felicidad inicial, el paraíso. Los tres solistas personifican a los arcángeles Gabriel (soprano), Uriel (tenor) y Rafael (bajo), y en la tercera parte Adán (bajo) y Eva (soprano). La estructura recuerda a la de los antiguos oratorios, particularmente la de las Pasiones: a la narración bíblica le siguen arias o conjuntos que prolongan o amplifican su contenido con páginas más líricas; frecuentemente una secuencia (y en todos los casos cada una de las partes) se termina por un gran coro.
«La Creación», como buena composición de su tiempo, estuvo imbuida más del espíritu de la Ilustración y de las ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad, que del puritanismo de «El paraíso perdido» (Paradise Lost en idioma inglés) poema narrativo de John Milton (1608-1674) que también influyó de alguna manera en la composición de esta obra. La grandeza musical de «La Creación» descansa sobre tres pilares: la majestad de sus coros, deudores de los coros ingleses de Handel; la precisión de sus lienzos descriptivos; y la maestría de la orquestación, que Haydn había llevado a su perfección en las sinfonías Londres.
¡Gocen y deleiten sus oídos escuchando esta primorosa música!
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