domingo, 22 de julio de 2018

«Las pequeñas memorias»... El niño y adolescente que Saramago fue

Hace unos días tuve oportunidad de leer «Las pequeñas memorias», el libro en el que José Saramago recuerda su existencia desde los cuatro hasta sus quince años y en el que, apoyándose en su prodigiosa capacidad narrativa, vuelve a convertirse en el niño que fue para explicar al mundo quién es y, sobre todo, por qué es.

«Las pequeñas memorias» es un retorno a los orígenes de la vida de este que para mí es un enigmático escritor y un ir con él al disfrute de una niñez recobrada a través de la escritura. Saramago mismo expresa: «Me interesa conocer mi relación con ese niño que fui. Ese niño está en mí, siempre ha estado y siempre lo estará. Un adulto escribe memorias de adulto, acaso para decir: "Miren qué importante soy". He hecho memorias de niño, y me he sentido niño haciéndolas; quería que los lectores supieran de dónde salió el hombre que soy. Así que me centré en unos años, de los cuatro a los quince.» El libro narra desde su nacimiento en 1922 en Azinhaga hasta su infancia y adolescencia en Lisboa, a donde sus familia se mudó cuando tenía 18 meses de edad.

Con un estilo sencillo y desnudo, muy a su estilo, José Saramago describe los hechos, grandes y pequeños, que nunca, desde aquellos tiernos años, lograron desvanecerse en el tejido de sus recuerdos. De todos ellos, los que permanecen más vivos son aquellos que acompañaron el despertar de su vocación de escritor: las largas horas pasadas en la encrucijada de los ríos que bañaban las tierras de cultivo de la aldea, las carreras entre los olivares, la contemplación del atardecer, la luna más luminosa que jamás alcanzara a ver mientras conducía los cerdos a la feria junto con su tío Manuel, la felicidad de acabar la tarea encomendada por su abuelo bajo una lluvia torrencial, la magia de los cines de barrio de Lisboa, la contemplación del cielo estrellado junto a su abuela en el ocaso.

El talento literario del Nobel portugués1998 aflora en todo momento en estas paginitas, y he disfrutado leerlo, como otras cosas que él ha escrito, a pesar de que se trate de un hombre que abiertamente se declara ateo y no habla nada bien de la Iglesia a la que según se ve, no conoció nunca de verdad. Sin duda el libro es atractivo y se lee de corrido porque la historia se cuenta desde la perspectiva del Saramago niño, desde el adolescente pobre de una aldea de Portugal. Al final el libro trae como colofón una serie de fotografías familiares y una interesante entrevista con el autor.


José Saramago,
"Las pequeñas memorias",
Ed. De Bolsillo,
México 2016,
140 páginas.

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