domingo, 17 de marzo de 2019

Cápsula Bíblica 2931

Cuando se comienza la lectura bíblica, a veces, no se logra uno ubicar en los libros ni en las citas bíblicas; otras veces, no nos suenan familiares los nombres de personas, lugares y símbolos. Es como cuando llegamos a un pueblo nuevo: no conocemos los nombres de las calles, ni los monumentos a sus héroes, ni los edificios públicos. Si caminamos solos por el pueblo, nos perdemos; pero si recibimos orientación, nos resultará más fácil y atractivo recorrerlo. Lo mismo sucede con la Biblia. Podemos asemejarla a un pueblo en el que necesitamos conocer sus calles (libros), sus plazas (claves de lectura) y sus monumentos (personajes) con ayuda de alguien que ya conoce.

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