Cuando uno empieza a leer el poema épico «La Ilíada» de Homero, esa historia desarrollada en el mundo de la antigua Grecia, descubre una de las historias épicas más fascinantes de todos los tiempos: la guerra entre griegos y troyanos propiciada por el rapto de la bella Helena a manos de Paris. Las hazañas de Aquiles, cuya ira da comienzo a la historia, la arrogancia de Agamenón, la valentía de Héctor y el desarrollo de una batalla en que se involucran hombres y dioses por igual.
«La Ilíada» de Homero es uno de los grandes libros de la historia. No solamente por su contenido, sino por su gran relevancia en la cultura grecolatina y por ende, en la cultura occidental. Un libro que ha sido leído por las grandes mentes y los grandes personajes de la historia. Un libro que ha influido a grandes personajes de la humanidad. Una épica. Una epopeya que narra cincuenta y un días en la guerra de Troya a partir de la cólera de Aquiles y la consecuente disputa con Agamenóno el Atrida, jefe de las huestes aqueas.
Homero, el gran filósofo y poeta del que ya hablé cuando les invité a leer «La Odisea», retrata aquí las pasiones humanas, jugando con la realidad y la fantasía, y en ocasiones al pasar la página uno se da cuenta que es casi imposible definir donde empieza y termina la otra, es por eso que esta magistral obra es recordada, porque Homero logra lo que muchos otros poetas jamás consiguieron y es ver a través de uno mismo, es decir «conocerse a si mismo» tal como se decía en el oráculo de Delfos, porque solo así puedes aprender a sentir, a creer, a darte cuenta del mundo maravilloso que te rodea y entonces aprender sobre tus pasiones.
Homero,
"La Ilíada",
Ed. Editores mexicanos.
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