domingo, 24 de abril de 2011

QUO VADIS?... Un libro para leer en Pascua

Durante el tiempo de Pascua, los cristianos católicos leemos en nuestras celebraciones eucarísticas el libro de los Hechos de los Apóstoles, una apasionante historia de los primeros cristianos.

Muy pocas veces he releído una novela porque me apasiona leer y me desbordan los libros, además, la falta de tiempo hace que la cantidad de libros que me quedan siempre por leer aumente más y más. Sin embargo, hace unos días recordé una hermosísima novela, al ver, con mis hermanos seminaristas, una serie que en 1984 fue realizada para la televisión por la RAI en Italia basada en el libro de Henryk Sienkiewicz que da vida a una historia novelada que se entreteje entre los primeros cristianos y que lleva por título: "Quo Vadis"

No lejos de la antigua Puerta Capena, en Roma, existe una pequeña capillita que recuerdo haber visitado durante mi noviciado en donde se lee la siguiente inscripción casi borrada: QUO VADIS, DOMINE? Era justo cuando en la televisión pasaban aquella serie de unos cuantos capítulos que veíamos despues de cenar.

 Cuando me topé en la biblioteca con este libro, me emocionó y me adentró en el fabuloso mundo de la historia de los inicios de la Iglesia, cuando, como novicio, tenía, en la Ciudad Eterna, grandes deseos de aprender. Debo reconocer que aquello fue, tanto en letra como en imagen, una exquisita obra de arte, y ahora, al celebrar la Pascua y apenas haber visto nuevamente la serie, el recuerdo es tal vez mejor que la impresión de la primera vez.

Sin duda alguna puedo decir que se trata de una novela histórica maravillosamente bien escrita y bien documentada, que nos enseña mucho sobre la época y el lugar de los que trata y nos deja adentrarnos en la vida de nuestros primeros hermanos en la fe de Cristo Resucitado, que, sin dejar de ser una novela romántica puede ayudar a vivir el tiempo de Pascua pensando en los inicios de la Iglesia.

Cierto que en esta historia,  Henryk Sienkiewicz hace una crítica hacia la opresión de su patria, Polonia, que en su época se encontraba bajo el yugo de Alemania, Rusia y el imperio Austro-Húngaro. Pero, los frutos que se recogen de su lectura van mucho más allá.

El autor nació en Polonia en 1846 y recibió el premio Nobel de Literatura en 1905. Comenzó su carrera como periodista y, especializado en temas sociales, orientó su obra a esta temática y su vida a la defensa de su patria.

El título hace referencia a una leyenda que cuenta que saliendo Pedro de Roma con intención de ponerse a salvo de la matanza de cristianos ordenada por Nerón se encontró con Jesús y le preguntó: ¿A dónde vas, Señor?, (QUO VADIS, DOMINE?) a lo que éste respondió: A Roma para ser crucificado por segunda vez ya que tú abandonas a mi rebaño. Tal vez no haya muchas evidencias de que San Pedro, que se encontraba en Roma en ese momento, coincidiera con San Pablo, que también es mencionado en la novela, pero tampoco la hay de que no fuera así. De modo que la ubicación de ambos en el mismo instante del contexto histórico del incendio de Roma y la masacre de los cristianos no es tanto una licencia literaria por parte del autor como un vacío historiográfico.

La novela nos transporta magistralmente a otro mundo y otra época, y si nos dejamos llevar cerrando los ojos a lo que nos rodea y viviendo la historia que nos cuenta, casi podemos sentir que de un momento a otro vaya a aparecer alguno de los apóstoles, un centurión romano ante nosotros o que el Cesar quiera acabar con los primeros hombres y mujeres que dicen creer en un tal Jesús de Nazareth que murió pero que aseguran que está vivo.

Ambientada en la época de la Roma clásica, durante el reinado de Nerón, quinto emperador de la dinastía Julio-Claudia, nos enseña muchísimo sobre la forma de vida, las costumbres, los usos, las creencias, los ritos, y los valores de sus habitantes, sobre el gobierno imperante y la sociedad del momento y sobre lo difícil que fue vivir y sostenerse en la fe de los primero miembros de nuestra Iglesia. Se acoge a la opinión más ampliamente aceptada de que Nerón fue un pésimo y cruel gobernante, más entregado a los placeres y a la lírica que al gobierno de un imperio, y nos relata de forma majestuosa los comienzos del cristianismo. La novela nos cuenta la manera apasionada, altruista y heroica en que vivían su fe los primeros seguidores de Cristo, de entre los cuales muchos daban gustosamente, y si defenderse, su vida en nombre de Dios sabiendo que se enfrentaban al martirio y a una muerte violenta y atroz.

En su parte romántica, el libro nos narra la difícil historia de amor entre Marco Vinicio, un legado romano, y Ligia, una rehén de guerra olvidada y abandonada por los suyos que fue acogida en casa de unos patricios como hija. Él, con un carácter “muy romano” para el que lo único que cuenta es el poder de la fuerza, y ella, criada y educada por una conversa a la nueva fe de Cristo, con unos valores profundos sobre el amor al prójimo y el respeto a la vida se enamoran y desenamoran. El camino entre el primer encuentro, el desencuentro y el vínculo final de los enamorados es abrupto y está lleno de historia, historias personales, sensibilidad, sentimientos, emociones, intrigas, crímenes, desmanes, venganzas y simbolismos, y plagado de personajes muy vívidos que, aporten más o menos a la historia contada, no dejan de ser interesantes para el conocimiento del lector.

Desde una perspectiva despectiva de Nerón, su gobierno y su séquito, en el entretanto nos cuenta las atrocidades cometidas por éste y la pasividad de los hombres que podían haber hecho algo al respecto ante los infortunios que se podrían haber evitado de no haber consentido en el establecimiento de un poder absoluto y totalitario en manos de una persona desequilibrada.

Rsulta de un gusto exquisito la presentación que hace de los personajes, con detalle y  profusión admirable en expresiones, gestos, manías, valores, creencias, pensamientos y actuaciones que parece que los conocemos personalmente. Cada uno está dotado de una personalidad propia y creíble, ajustada a su rol en la sociedad y época tratadas. Llegas a quererles, a odiarles, unos te caen bien y otros mal, empatizas con unos y te repugna la actuación de otros, pero a todos comprendes porque son “humanos” y no “personajes de novela”; es decir, tal como están retratadas sus personalidades y salvando las distancias de las diferencias de época, podría tratarse de gente que vive, ama, sufre y muere hoy. Tan reales parecen que todo hace pensar en la Pascua real.

Hechos y personajes comparten una característica común: unos realmente existieron y otros son ficticios, sacados de la imaginación del autor, y en ambos casos añade a la evidencia histórica, o a las teorías, el fruto de su imaginación o sus propias conclusiones. Así, Petronio, se hace co-protagonista de la novela, como un personaje histórico que vivió en la época de Nerón y efectivamente era llamado “Árbitro de la elegancia”, si bien poco más se sabe de él, excepto que fue un político y escritor romano, que quizá “El Satiricón” fue obra suya, y que participó en la última conspiración contra Nerón, suicidándose una vez que se supo descubierto. Y lo mismo ocurre con otros integrantes de la corte de este emperador romano como Séneca, Agripina, Suetonio, Actea, Tigelino y otros. Respecto a los hechos históricos, da por ciertos algunos no verificados y que aún son tema de debate y estudio como el incendio de Roma, pues no está claro que Nerón fuera responsable de ello, o la coincidencia y convivencia de los dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo, en esa ciudad y momento histórico.

En resumen, una historia fantástica, bien contada y bien fundamentada en los hechos conocidos, excelentemente dirigida, y con una buena ración de imaginación, raciocinio y moraleja que se hace una lectura excelente para el tiempo de Pascua.

Henryk Sienkiewicz
"Quo vadis?"
Ediciones Zeus
Barcelona, España,  Primera edición, 1970


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