viernes, 15 de febrero de 2013

Cápsula Bíblica 731

Leyendo la Biblia, el creyente va descubriendo allí una belleza sin igual que procede indudablemente de la dignidad del pensamiento, de la delicadeza de formas y, por qué no decirlo, de la ingenuidad con que se tratan en ella todos los temas, aún los más escabrosos.

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