La jota final es uno de los números más conocidos de esta obra, ejemplo de estilización del folclore tanto en el baile (en el que todavía prevalece coreográficamente el elemento ruso) como en la música del maestro Falla. Se puede afirmar que esta es una de sus composiciones más carismáticas.
En la historia de la danza teatral del siglo XX, «El sombrero de tres picos» puede reclamar un lugar tan significativo como el de la Petrushka de Ígor Stravinski, obra que ya he recomendado escuchar. Ambas fueron producidas por el gran empresario Serguéi Diáguilev y representadas por sus Ballets Rusos. Las dos rompen con las primitivas tradiciones temáticas que poblaban el género de princesas, apariciones y cisnes. Pero todavía más importante, quizás, es su visión de la burguesía con una cierta simpatía. En este sentido, en «El sombrero de tres picos» se reflejan las actitudes y aspiraciones de la Andalucía rural.
El asunto trata de la burla que un molinero y su mujer hacen al tiránico corregidor de la ciudad. El viejo enamoradizo, persiguiendo a la molinera, cae en un arroyo y tiene que quitarse la ropa empapada y refugiarse en el molino. El molinero encuentra la casaca y el tricornio del corregidor y se los pone dejando un irónico mensaje en el que dice que va a hacer una visita a la corregidora. El corregidor, furioso, tiene que ponerse la ropa del molinero, con la cual es detenido por sus propios corchetes, mientras todos los campesinos celebran con algazara lo sucedido.
Tras su estreno la obra tuvo un rotundo éxito, elogiándose la acertada síntesis de música, baile, drama y decorado. El ballet está basado en un cuento folclórico que comparte el espíritu de Beaumarchais, su brío y su profundo respeto por los recursos y el espíritu del segundo estrato de la sociedad. Luego del estreno del ballet, Falla compuso dos suites orquestales con el mismo título, la n.º 1 y la n.º 2, que se suelen representar más que el propio ballet. En ellas, retiró algunos fragmentos vocales y de transición que contenía la obra original.
Para el compositor, el éxito del estreno quedaría empañado por un hecho trágico. El mismo día del estreno de la obra en el Alhambra Theatre de Londres, Falla tuvo que marchar precipitadamente a Madrid para ver a su madre, que estaba muy enferma. Pero no llegó a tiempo, y en el curso del viaje se enteró por los periódicos que había muerto. Dos meses después moriría también su padre. Manuel de Falla nació en Cádiz en 1876 y murió en Argentina en 1946, después de haber dejado España en 1939 tras la guerra civil. Su vida estuvo marcada por cinco ciudades: Cádiz, Granada, Madrid, París y Buenos Aires.
Los dejo con algo de esta obra:
El Ballet:
Las dos suites:
La danza final, una jota:
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