domingo, 26 de enero de 2014

«EVANGELII GAUDIUM»... La alegría del Evangelio en un Papa que contagia...

Hay libros que uno sabe que le acompañarán siempre, y uno de ellos es este del que hablo esta semana y que es una Exhortación Apostólica del Papa Francisco; la primera que nos entrega y en la que desarrolla el tema del anuncio del Evangelio al mundo actual. Los católicos, los cristianos y el mundo entero palpamos claramente que estamos en una nueva etapa evangelizadora caracterizada que reclama recobrar la alegría, el diálogo y el encuentro de una Iglesia católica que es profética y que siempre debe tener las puertas abiertas. 

"Francisco", como le gusta que le llamen, invita en las 215 páginas de este libro, a “recuperar la frescura original del Evangelio”, encontrando “nuevos caminos” y “métodos creativos”, sin encerrar a Jesús en nuestros “esquemas aburridos” y recurriendo a “una conversión pastoral y misionera, que no deje las cosas como están”. El Papa habla de una “reforma de las estructuras” eclesiales para que “todas ellas se vuelvan más misioneras”; incluso habla de “una conversión del papado” para que sea “más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y subraya que en esta renovación no hay que tener miedo de revisar costumbres de la Iglesia. 

Signo de la acogida de Dios es “tener templos con las puertas abiertas en todas partes” para que todos los que buscan no se encuentren “con la frialdad de unas puertas cerradas”. El Papa reitera que prefiere una Iglesia “herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia… donde tantos hermanos nuestros vivan” sin la amistad de Jesús. “La mayor amenaza” indica Francisco es “el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando”. 

Me parece que estamos ante un documento que ningún hombre y mujer de fe debemos dejar de leer, ya que ante tantas cosas que vemos a nuestro alrededor no podemos dejarnos vencer por el “pesimismo estéril”. El Papa, de palabra y de obra, nos invita a poner en marcha “la revolución de la ternura”. Es necesario huir de la “espiritualidad del bienestar” y vencer “la mundanidad espiritual” que consiste en “buscar, en lugar de la gloria del Señor, la gloria humana”. 

Es de todos conocido que los laicos son la mayoría de la Iglesia Católica, por eso Francisco subraya la necesidad de hacer crecer la responsabilidad de los laicos y afirma que “es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia”. Señala también que los jóvenes deben tener “un protagonismo mayor”. Frente a la escasez de vocaciones en algunos lugares, afirma que “no se pueden llenar los seminarios con cualquier tipo de motivaciones”. Afrontando el tema de la inculturación, recuerda que “el cristianismo no tiene un único modo cultural” y que el rostro de la Iglesia es “pluriforme”. Y en ese sentido reafirma la “fuerza activamente evangelizadora” de la piedad popular. 

Como sacerdote, me ha llamado la atención el hecho de que la Exhortación se detiene “con cierta meticulosidad" —como dice el Santo Padre—, en la homilía. El Papa dice que “debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase”, debe “hacer arder los corazones”, huyendo de “una predicación puramente moralista o adoctrinadora”. Subraya la importancia de la preparación: “Un predicador que no se prepara no es «espiritual»; es deshonesto e irresponsable”. 

Hablando de los retos del mundo contemporáneo, en estas páginas encontramos una clara denuncia el sistema económico actual: “es injusto en su raíz”. Francisco dice que esta economía mata, porque predomina la ley del más fuerte. La cultura actual del “descarte” ha creado “algo nuevo” nos dice: “Los excluidos no son «explotados» sino desechos, «sobrantes»”. Vivimos en una “nueva tiranía invisible, a veces virtual”, de un “mercado divinizado” donde imperan la “especulación financiera”, “una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta”. Denuncia los “ataques a la libertad religiosa” y “las nuevas situaciones de persecución a los cristianos. “La familia -prosigue el Papa- atraviesa una crisis cultural profunda”. Insistiendo en “el aporte indispensable del matrimonio a la sociedad”, subraya que “el individualismo posmoderno y globalizado favorece un estilo de vida que…desnaturaliza los vínculos familiares”. 

Les aseguro a mis siete seguidores, sin temor a equivocarme, que gozarán de una lectura con un lenguaje sumamente claro, inmediato, actual, sin retórica ni subterfugios. Yo le agradezco de todo corazón a Willy y a Vicky Castro el que me la hayan regalado impresa, pues para muchos de nosotros, acostumbrados a hojear y a sentir el olor del papel, es un gozo tomar el lápiz y subrayar lo que luego podemos profundizar más y compartir.

El último capítulo de «EVANGELII GAUDIUM» está dedicado a los evangelizadores con Espíritu... esos queremos ser nosotros, hombres y mujeres que buscamos abrirrnos sin temor a la acción del Espíritu Santo que “infunde la fuerza para anunciar la novedad del Evangelio con audacia (parresia), en voz alta y en todo tiempo y lugar, incluso a contracorriente”. “Jesús quiere que toquemos la miseria humana, que toquemos la carne sufriente de los demás”. “Sólo puede ser misionero —anota el Papa— alguien que se sienta bien buscando el bien de los demás. Por eso la Exhortación concluye con una oración a María “Madre del Evangelio”.



Francisco,
"Evangelii Gaudium",
Ed. Paulinas,
México 2013,
215 páginas.»

No hay comentarios.:

Publicar un comentario