Este domingo he pensado en compartir música de un compositor muy poco conocido, que no por eso deja de ser admirable en su obra. Se trata de Jan Dismas Zelenka, compositor checo nacido en 1679 en Lunovice
Aunque Es muy poco lo que se conoce de la infancia y juventud de este hombre amante de la música, probablemente su padre, quien era profesor y organista, fue quien lo introdujo en el mundo de la música. Se piensa que pudo haber recibido una educación musical en el colegio jesuita de Praga, llamado Clementinum.
En 1709 fue contrabajo de la capilla del Conde J.L. von Hartig en Praga y en 1710 de la Capilla Real Sajona de Dresde. Estudió un tiempo en Viena y luego en Italia con Antonio Lotti y Alessandro Scarlatti. En 1719 fijó su residencia definitiva en Dresde, donde fue nombrado vicemaestro de capilla en la corte de Augusto II de Polonia, convirtiéndose en ayudante del compositor Johann David Heinichen. En 1729, fue nombrado director de música de la Iglesia. Permaneció en esta ciudad hasta su muerte, en 1745.
Una de sus óperas «Sub Olea Pacis» está considerada como uno de los mejores frutos de la música barroca, pero con su música pasó algo especial, porque Zelenka trabajó como compositor de música sacra en la Corte de Dresde hasta el final de su vida y su obra se guardó en el archivo como propiedad del monarca, de manera que no era posible copiarla o editarla.
La versatilidad compositiva de Jan Dismas Zelenka es amplia y muy apreciada en la actualidad. Encontramos entre sus obras piezas de cámara, orquestales, conciertos, pero principalmente música sacra: salmos, letanías, motetes, ofertorios y sobre todo misas, de las que compuso alrededor de 20.
En los últimos años de su vida, Zelenka se dedicó a componer un ciclo de media docena de misas de la que una, la «Missa Omnium Sanctorum ZWV 21» fue la última. Es una obra de gran escala con diversos movimientos para coro e instrumentos y algunas arias muy bien pensadas.
Lamentablemente Zelenka no pudo ni interpretar ni escuchar esta obra maravillosa, debido a que que el nuevo régimen en la corte de Dresde decretó que las misas no podían durar más de 45 minutos, pero nosotros sí la podemos escuchar ahora. Es una fina pieza de música en una escala magnífica.
Zelenka se muestra próximo a los grandes maestros del Barroco tardío. Su originalidad en la invención de temas, en las progresiones armónicas, en el uso constante de cromatismo y en la búsqueda de nuevas sonoridades, al igual que su escritura de gran virtuosismo, son muy apreciadas actualmente y lo acercan notablemente a Johann Sebastian Bach, quien lo consideraba un excelente compositor.
Les invito ahora a escuchar la «Missa Omnium Sanctorum, ZWV. 21» en dos versiones:
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