Se trata de una composición orquestal de 1749, compuesta por encargo de Jorge II de Gran Bretaña para acompañar a los fuegos artificiales que tuvieron lugar en Green Park, Londres, el 27 de abril de 1749. El motivo fue la celebración del final de la Guerra de Sucesión Austriaca y la firma del tratado de Aquisgrán.
La partitura original fue compuesta para una gran orquesta que incluía veinticuatro oboes, doce fagotes (incluyendo un contrafagot), nueve trompetas, nueve trompas, tres pares de timbales y un número no especificado de cajas. La versión más habitualmente interpretada hoy en día, para un conjunto de cuerda y viento más tradicional, fue adaptada por el propio Händel para ser interpretada en el Hospital de Expósitos de Londres. A esta versión corresponde la única partitura autógrafa existente.
Hay una cosa graciosa de la primera ejecución magistral de la obra que vale la pena narrar: Mientras seis días antes del estreno, el 21 de abril, los operarios se afanaban en rematar un colosal escenario diseñado para la ocasión por el arquitecto florentino Giovanni Niccolo Servandoni (una impresionante edificación de 125 metros de largo y 35 de alto) los músicos se dispusieron a ensayar la suite al aire libre unos días antes del festejo. Más de 12.000 londinenses atraídos por la curiosidad asistieron en masa a aquel ensayo y tanto carruaje provocó un atascón en el puente de Londres durante tres horas. El día previsto para el festejo, 27 de abril, todo se torció. Para empezar, llovió (nada grave para un inglés, desde luego, pero algo muy poco aconsejable cuando hay pólvora de por medio). Pero lo peor estaba por llegar. Tras la interpretación de la obertura y el disparo de un centenar de cañones, los fuegos artificiales acompañaron las secciones centrales de la suite. Pero en “La Réjouissance” los cohetes empezaron a salir sin ningún control, provocando situaciones peligrosas. Los pirotécnicos intentaron arreglar la situación, pero el edificio acabó en llamas en medio del pánico ya que la enorme construcción de madera comenzó a arder. Aquello se convirtió en una estampida que provocó heridos, arrestos y peleas. La música continuaba en medio del desastre y, para colmo de disparates, el incendio llegó hasta la mismísima efigie de Jorge II que coronaba el monumento efímero y que cayó al vacío entre las llamas, como un ángel rebelde. Total que, al final, lo único salvable de la celebración fue la música de Händel, que pasó a la posteridad por encima de las pompas reales y de la momentánea paz europea.
La obra es una suite en cinco movimientos, que se abre con una amplia obertura, utiliza danzas habituales en la suite como la bourrée o el minueto e incluye dos movimientos alegóricos dedicados a la paz y el júbilo:
1. Ouverture: Adagio – Allegro – Lentement -Allegro
2. Bourrée
3. La Paix: Largo alla siciliana
4. La Réjouissance: Allegro
5. Menuet I – Menuet II
La versión original no lleva instrumentos de cuerda, pues así lo pidió el rey, pero luego, Händel, apasionado siempre por este tipo de instrumentos, las incluyó.
¡Disfruten de esta hermosa música y cuidado con los fuegos artificiales!
Dirigida por Hervé Niquet
Dirigida por Sir Neville Marriner:
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