lunes, 25 de agosto de 2014

Cápsula Bíblica 1283

La Escritura nos dice que el rey David fue un hombre que atravesó numerosas situaciones angustiosas y tuvo muchos “pensamientos inquietantes”. Pero jamás dudó de que el Creador lo entendiera a la perfección. Se le atribuye a él el salmo que dice: “Oh Yahvé, tú me has escudriñado completamente, y me conoces. Tú mismo has llegado a conocer mi sentarme y mi levantarme. Has considerado mi pensamiento desde lejos. Pues no hay una sola palabra en mi lengua, cuando, ¡mira!, oh Yahvé, tú ya lo sabes todo” (Salmo 139:1, 2, 4, 23). La Biblia nos enseña que Dios nos conoce, nos ama y nos acompaña. Hay que decirle como san Felipe Neri: "No me sueltas de tu mano, porque te traiciono".

No hay comentarios.:

Publicar un comentario