Hans Urs von Balthasar (1905-1988) es uno de los mayores teólogos católicos del siglo XX. Nada desdice de su condición de teólogo, el hecho de que no fuese profesor de teología ni el que todos sus doctorados en teología fueron honoris causa. Fundó con A. von Speyr un instituto secular. En 1971 fundó con J. Ratzinger y H. de Lubac la revista «Communio». Fue miembro de la Comisión teológica internacional desde su fundación (1968).
Precisamente, en reconocimiento a su labor teológica, el Papa Juan Pablo II le entregó en Roma, el 23 de junio de 1984, el Premio internacional «Pablo VI». Balthasar fue sobre todo un hombre de cultura, «el hombre más culto de su tiempo», alguien que acogía y daba vida a todo lo grande: la antigüedad clásica, la gran literatura europea, la tradición metafísica, la historia de las religiones, la Biblia y la ciencia sagrada, toda la patrística; escritores y poetas, filósofos y místicos, antiguos y modernos: a todos llama para dar su nota en la sinfonía católica. Murió en 1988, dos días antes de su incorporación al colegio cardenalicio.
En el libro que ahora recomiendo, «¿POR QUÉ SOY TODAVÍA CRISTIANO?», Hans Urs von Balthasar expone las motivaciones más profundas del fenómeno cristiano, pero antes, el autor se detiene a reflexionar sobre la creación, el amor y la muerte con una perspectiva estético-teológica.
Pondera el peso escatológico de la acción de Dios en Jesucristo, en el que centrará la clave definitiva para ser cristiano.
Ciertamente que leer teología no es fácil, y tal vez haya algunos párrafos que haya que leer y releer. De hecho yo cabo de releer este libro que tiene pocas páginas, pero todas ellas de una gran densidad y hondo calado que dejan un buen material para meditar y agradecer el regalo maravilloso de haber conocido a Cristo y seguirle de cerca. Insisto, no resulta nada fácil leer teología, y más cuando se trata de un teólogo como Balthasar, que hila muy fino. Aun así, la dificultad no hace que la lectura de este libro simplemente haya merecido la pena, sino que, el privilegio de vernos asomados ante una gran verdad y el acercarnos a un conocimiento profundo de las cosas, hacen del texto una referencia imprescindible desde el mismo momento en que lo leemos. Balthasar fundamenta el ser cristiano en tres círculos concéntricos, que partiendo de la pretensión o desafío de Cristo ("Yo soy el camino, la verdad y la vida"), alcanza al acontecimiento bíblico (abandono por parte de Dios en la cruz como superación de todos los abandonos de los hombres), para expandirse al acontecimiento de la humanidad, trastocada por la resurrección de Cristo. El planteamiento es complejo pero los invito a sumergirse en él con la sencillez del niño pequeño que se fascina ante la explicación que un adulto le ofrece de una verdad hermosa.
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