domingo, 17 de agosto de 2014

«PUEBLERINAS»... Candelario Huizar

Algo he comentado ya de Candelario Huízar (1883-1970), este copista, compositor y pedagogo mexicano del que a pesar que de no hace mucho se ha fundado un festival de música de su ciudad natal (Jerez, Zacatecas), su música parece estar opacada por causas desconocidas, pienso yo que pueda ser debido a la gran exigencia técnica para su ejecución. Sé que se le considera como un compositor muy bien adiestrado en la Orquestación, o al menos de ello se presume en sus 5 Sinfonías (de las cuales solamente cuatro han sido grabadas y no hay difusión de ellas) y de sus Poemas Sinfónicos "Imágenes" y «PUEBLERINAS», del que hoy quiero hablar e invitarles a escuchar. Hace mucho tiempo que la escuché por primera vez y nunca la he encontrado en algún video.

Huízar compuso una producción total de 373 partituras, de las que 116 han sido estrenadas y algunas tocadas una sola vez. Hizo alrededor de 253 arreglos corales de música vernácula, además de piezas de todos los géneros como cuartetos y tríos. En el año de 1951 ganó el Premio Nacional de Ciencias y Artes de Bellas Artes. Lamentablemente tiempo después un ataque de apoplejía lo paraliza casi totalmente y fallece en la Ciudad de México en el año de 1970. Como maestro dejó varios alumnos, entre os que se encuentran el "grupo de los cuatro"; Pablo Moncayo, Salvador Contreras, Blas Galindo y Daniel Anaya.

Hablar del Maestro Candelario Huízar, es hablar de plenitud, de vida, de arte, de pueblo, de tierra y de raza. Para la música mexicana su presencia es muy importante, síntesis de una época y de una grandiosa personalidad con un tinte provinciano maravilloso. Ningún otro músico mexicano ha logrado superar y expresar en sonidos todo lo que el hombre americano está clamando por la música. Se dice que él es el mejor sinfonista que ha producido el país. Hay que tomar en cuenta que la forma musical de la sinfonía es el reto mayor que puede tener cualquier compositor, comparable con la composición de una ópera.

En Huízar hay dos cualidades que destacan: La primera, su claridad para la construcción de las formas en sus obras, en especial las sinfónicas; y la segunda, su disposición para aprender y asimilar cuanto pudiera serle de valor y utilidad en la creación de su muy bien definido mundo sonoro. 

A Huízar le interesó la forma de la sinfonía durante toda su carrera de compositor, lo cual queda más que demostrado no sólo por haber escrito cuatro obras extensas de este género entre 1930 y 1942, sino por los esfuerzos para concluir una más cuando ya se hallaba muy limitado físicamente por la hemiplejia que lo aquejó desde 1944. 

El 6 de noviembre de 1931, la Orquesta Sinfónica de México (bajo la dirección del famosísimo Silvestre Revueltas) estrenó este Poema Sinfónico en el Teatro Arbeu. Inspirado en los recuerdos de su tierra natal, refleja el espíritu sencillo y apacible de la vida pueblerina de Jerez, Zacatecas. El tema principal del I y II tiempo, es el jarabe de los Panaderos que era costumbre bailar en las reuniones familiares que se organizaban al terminar la época de la cosecha en las rancherías de Jerez, obsequiando los hombres algún regalo a sus compañeras de baile; el tercer tiempo es una fiesta expresada con el tema de El sauce y la palma, canción muy popular de la región a principios del siglo XX.

Silvestre Revueltas, al terminar de dirigir la orquesta en esa ocasión, describió dicha composición como la más espontánea y la que revela más claramente la personalidad del autor, porque, inspirada en recuerdos de su tierra natal, refleja el espíritu sencillo y apacible de la vida pueblerina.

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