jueves, 5 de mayo de 2016

Cápsula Bíblica 1901

Al leer la Sagrada Escritura nuestra fe aumenta (Romanos 10,17), y nos quedamos “verdaderamente libres” (Juan 8,31-32,34). Sin embargo, el mensaje de la Biblia también es “cortante y penetrante” (Hebreos 4,12). También es “comida” para él que la lee (Deuteronomio 8,3; 1Pedro 2,2). Algunos propósitos a los que invita la lectura de la Palabra de Dios son: Que nazcamos de nuevo invitándonos a la reconciliación (Juan 3,3; 1Pedro 1,23-25; 2,1-2), que transformemos nuestra vida “completamente” para hacer lo bueno (2Timoteo 3,16-17) y que purifiquemos nuestras vidas (Salmos 119,9; Juan 15,3; Juan 17,17; Efesios 5,26; 1Pedro 1,22). Todo esto lo podemos alcanzar ayudados del sacramento de la Reconiliación, también llamado "confesión o penitencia".

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