martes, 31 de mayo de 2016

Cápsula Bíblica 1927

Para el católico, la Palabra de Dios goza de máxima autoridad. Pero las Escrituras no son la única fuente de la Palabra de Dios. Así nos lo enseñan las mismas Escrituras. En la Segunda Carta a los Tesalonicenses 2, 15, san Pablo recuerda a los creyentes de Tesalónica que deben guardar las tradiciones que los apóstoles les han transmitido por escrito o de palabra. “Por eso, hermanos, manteneos firmes y observad las tradiciones que aprendisteis, tanto de palabra como por carta nuestra”. La Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición —la Tradición oral— forman una sola fuente por la que la Palabra de Dios llega a nosotros.

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