La suite para piano «IBERIA», escrita por el célebre compositor y pianista español Isaac Albéniz (Isaac Manuel Francisco Albéniz y Pascual 1860-1909) fue compuesta en los últimos cuatro años de su vida, es decir entre 1905 y 1909 y es, seguramente, la más importante obra de la literatura pianística española, así como una de las cimas de la música para piano de todos los tiempos. Tanto que ahora que la he vuelto a escuchar, la comparto nuevamente.
La trayectoria vital y artística de Albeniz, fue un constante ir y venir, unas veces sin domicilio estable y otras manteniendo dos y hasta tres residencias simultáneas en varias ciudades de diferentes países. Desde que en 1889 marchara con veintinueve años a París con motivo de una gira de conciertos durante las celebraciones de la cuarta Exposición Universal, Albéniz nunca volvió a residir en España de manera permanente, si exceptuamos breves estancias esporádicas en Madrid, Barcelona y Andalucía. Tras su gira por Francia, el músico se instaló en Londres hasta 1894 en que vuelve definitivamente a Francia donde alternó su residencia en París con el Sur, en Niza y Tian. De hecho a «IBERIA» él le dio un título en francés: “ Douze nouvelles impressions” (“doce nuevas impresiones”) para piano.
La obra está compuesta de cuatro cuadernos de tres piezas cada uno:
Cuaderno 1. Consta de cuatro partes que recuerdan vagamente la forma sonata.un primer tema en la bemol menor (con la indicación “allegreto expressivo”) seguido de un intermedio con ritmo de fandanguillo y un segundo tema en tordo bemol mayor. Continúa con reapariciones del intermedio, y de los dos temas (el segundo en la bemol mayor). Termina con un recuerdo al fandanguillo en pianísimo.
Cuaderno 2. Compuesto por tres piezas entre las que está "Triana", una de las más divulgadas piezas de Albéniz.
Cuaderno 3. Que se dio a conocer con gran éxito en París. Esta parte de la obra contiene la pieza "El Albaicín", que es considearada por muchos la obra maestra dentro de esa gran obra maestra que es IBERIA. "Hay que hacer música española con acento universal para que pueda ser entendida por todo el mundo” decía Albéniz. A lo largo de toda su vida reivindicará su discurso de lo español ya fuera a través de su personalidad, de su música, de su manera de interpretar o por la hospitalidad con que siempre trató a otros artistas.
Cuaderno 4. Se estrenó el último añomde vida del compositor, también en París en donde era sumamente apreciada su obra. Aquí destaca la pieza llamada "Eritaña", Una de las páginas más deslumbrantes del pianismo español. Hay color, alegría y una complejidad para el pianista verdaderamente terrible.
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